Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El telón se levanta sobre "Pamela Palmer", y lo que se despliega es una tentadora mezcla de elegancia y angustia existencial, ambientada en el majestuoso escenario de una gran propiedad en Connecticut. La obra, que actualmente cautiva al público en el Festival de Teatro de Williamstown, lleva a los espectadores en un sinuoso viaje a través de la mente de su personaje titular, una striking rubia llamada Pamela Palmer, interpretada por Tina Benko. Vestida de azul pálido y adornada con perlas, Pamela parece encarnar la sofisticación, pero bajo este exterior pulido se esconde un profundo misterio que atormenta su existencia. Viviendo en el opulento Wishwood, Pamela navega por una vida marcada por la riqueza, con su esposo a menudo encontrado sumido en el estudio, rodeado de los atributos de la riqueza y el arte, incluidos dos bailarinas de Degas que adornan su salón. Sin embargo, la verdadera maestría en juego no está en la decoración de su hogar, sino en la propia mente de Pamela, un espacio laberíntico donde reina la ansiedad y la claridad se le escapa. El enigma central gira en torno a su persistente sensación de haber cometido un acto imperdonable, uno que no puede recordar del todo. Este desliz de memoria, similar a un fugaz déjà vu, añade capas de intriga a su personaje y a la narrativa en su conjunto. La estructura de la obra, diseñada por el talentoso David Ives, es nada menos que ingeniosa. A medida que Pamela busca respuestas a su tumulto mental, solicita la ayuda de Jack Skelton, un detective privado interpretado por Clark Gregg. La investigación de Jack no solo sirve como un medio para descubrir el pasado de Pamela, sino también como un vehículo para explorar las sutilezas de la conexión humana, el deseo y las complejidades del matrimonio. La química entre Benko y Gregg es palpable, con la actitud dura de Jack contrastando con la calidad etérea de Pamela, creando una dinámica que es tanto cautivadora como tensa. Sin embargo, Ives no presenta simplemente un misterio directo. Más bien, teje una tapicería rica en referencias literarias y subversiones de géneros. Jack, a pesar de su apariencia de detective duro, es articulado y culto, deslizando sin esfuerzo referencias a T.S. Eliot, lo que insinúa las aspiraciones literarias más profundas de la obra. Las líneas del diálogo están elaboradas con cuidado, a menudo bordeando lo absurdo y lo conmovedor. Cuando Pamela ofrece pagar "cualquier precio" por respuestas, y Jack bromea sobre el dolor del matrimonio como un alimento básico del desayuno, se invita al público a reflexionar sobre el peso de estos intercambios aparentemente triviales. Sin embargo, la astucia de "Pamela Palmer" también da lugar a momentos de desorientación. La autoconciencia de la obra y su dependencia de varios clichés del misterio de la casa de campo y el cine negro crean un sentido de juego que a veces puede sentirse desconectado. El público se ve obligado a navegar a través de capas de ironía y pastiche, cuestionando dónde residen los límites de la sinceridad dentro de la artificiosidad de la representación. Al final, "Pamela Palmer" es una reflexión sobre la memoria, la identidad y los problemas a menudo no hablados que yacen bajo la superficie de vidas aparentemente perfectas. Plantea la pregunta: ¿Podemos realmente escapar de nuestro pasado, o nuestra existencia es simplemente una serie de reflejos, cada uno distorsionado por la niebla del tiempo y la percepción? A medida que se desarrolla la obra, nos anima a profundizar, no solo en la psique de Pamela, sino en nuestra propia comprensión de lo que significa lidiar con las complejidades de ser humano. La producción se presentará hasta el 10 de agosto, y para aquellos que buscan una mezcla de misterio, ingenio e indagación existencial, promete una experiencia tan entretenida como provocativa.