Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El Terminal Portuario Multipropósito de Chancay no es solo una más de una serie de inversiones chinas en Perú. Es una instalación estratégica que marcará un antes y un después en el comercio internacional de la costa este del Pacífico con la región de mayor crecimiento en el siglo XXI. En el norte, Estados Unidos, comienzan a escucharse de nuevo invocaciones a la doctrina Monroe, pero ya es demasiado tarde. El próximo 17 de noviembre, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, y la presidenta de Perú, Dina Boluarte, inaugurarán el Terminal Portuario Multipropósito de Chancay. Para Perú, será el evento más importante de la última década sin duda. Y para el resto de América Latina, especialmente para los países que miran hacia el Pacífico, será el comienzo de una etapa de intenso intercambio comercial con la región de mayor crecimiento económico. La nueva terminal marítima confirma el fin de la globalización y anticipa cambios en las relaciones internacionales. La "globalización compartimentada", como algunos nostálgicos prefieren llamarla, está creando nuevas zonas de mayor integración interna pero menos integradas con el resto del mundo. Comienza una etapa de fragmentación económica y regionalismo, intentando establecer cadenas de suministro más resilientes. La preocupación por la integridad de la información promueve la desconexión tecnológica y la competencia entre bloques económicos intensifica las tensiones geopolíticas. Uno de esos compartimentos se encuentra entre China y otros países del sudeste asiático, en el extremo occidental del océano Pacífico, y América Latina, en el extremo oriental. Está liderado por la República Popular China, que produce un tercio de los bienes manufacturados en el planeta. En 2018, la Corporación Andina de Fomento (CAF) estimó que en la costa sudamericana de esta región se necesitaban inversiones portuarias por alrededor de USD 55 000 millones. La iniciativa la ha tomado el gigante asiático, que moviliza el 95% de sus exportaciones por mar, por lo que es imperativo para ellos mantener abiertos esos canales. Hasta septiembre de 2023, estaba presente en 101 terminales en todo el mundo, y en esta costa del Pacífico gestiona los puertos de Veracruz y Tuxpán (México), una parte de Balboa (Panamá), Posorja (Ecuador) y San Antonio (Chile). Chancay se unirá en pocos días a esta red logística. Chancay se suma a una red portuaria china en el Pacífico occidental, que incluye Veracruz y Tuxpán (México), una parte de Balboa (Panamá), Posorja (Ecuador) y San Antonio (Chile). De un pueblo pesquero a un mega puerto internacional La presidenta Boluarte visitó Shenzhen, Beijing y Shanghái en junio pasado. Firmó un Plan de Acción Conjunta 2024-2029 con Xi Jinping que, según el Canciller González Olaechea, "abarca prácticamente todo" (desde temas comerciales hasta desarrollo espacial). Incluso se consideró la posibilidad de instalar una planta de BYD, el mayor fabricante de autos eléctricos del mundo, y de construir vías férreas para trenes de alta velocidad entre Tacna, Lima y Tumbes. Boluarte confirmó la participación de Xi Jinping en la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) del 15 al 16 de noviembre que se llevará a cabo en Lima, y una visita de estado el 17 de noviembre en la que se inaugurará la terminal portuaria de Chancay. Hasta hace poco, Chancay era una población de menos de 64 mil habitantes, ubicada a 78 km al norte de Lima, un tranquilo enclave pesquero y agrícola. Pero pronto se convertirá en un punto crucial para los envíos a China y a toda Asia. Según Margaret Myers, experta de The Dialogue, un centro de análisis estadounidense, Chancay es un ejemplo de cómo China asegura, de extremo a extremo, las cadenas de suministro que alimentan su crecimiento económico. Con gran optimismo, los funcionarios del gabinete presidencial de Boluarte esperan que esta terminal atraiga al menos la mitad de los USD 480 000 millones intercambiados anualmente entre China y América Latina. Fuera del gobierno, las expectativas son menos positivas. Santiago Roca, investigador del Centrum Graduate School of Business de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y Juan de Dios Guevara, director fundador de la Cámara de Comercio Perú-Brasil, advierten que, si bien Perú se beneficiará, "no hay duda de que China, los países asiáticos y Brasil también van a penetrar el mercado peruano, afectando significativamente la producción nacional". Roca y Guevara se preguntan si alguien cree que los beneficios de esa infraestructura aparecerán automáticamente, "por arte del libre mercado y del libre comercio", haciendo referencia a la falta de planes para aprovechar las externalidades positivas de Chancay, definir la mejor ruta para el ferrocarril que uniría la nueva terminal con Brasil, amortiguar los impactos ambientales, entre otros aspectos. En tono escéptico, señalan que Perú todavía no sabe qué esperar de ese mega puerto y del "tren bioceánico", y recuerdan que en el siglo XIX "perdimos el guano y los trenes". ¿De Perú o de China? Gabriela Pajuelo, de la Universidad de Navarra, afirma que en Chancay está por inaugurarse, con dos años de retraso, el "primer puerto de China en Latinoamérica". Es una consecuencia de la creciente presencia del gigante asiático en la margen sureste del Pacífico y del TLC negociado con Perú en 2009. De hecho, desde 2014, China ocupa el lugar que antes tenía Estados Unidos como principal socio comercial peruano. Chancay será un hub logístico para redistribuir carga hacia Colombia, Ecuador, Chile y Perú, y la puerta de entrada de las manufacturas del gigante asiático en esta región. Al otro lado de los Andes también existe interés. Una delegación de los estados brasileños de Acre, Rondonia y Amazonas, que exportan a China alrededor de USD 30.000 millones anuales, visitó Chancay en junio pasado. Los 45 días que demoran en llegar a destino sus productos (en especial soja) se podrían reducir hasta 30%, si se construye un ferrocarril desde esa región hasta el mega puerto. La estatal china Cosco Shipping Ports tiene programado invertir USD 1 200 millones en la primera fase de este proyecto, a través de la empresa Terminales Portuarios Chancay. Hasta 2030, la inversión alcanzará los USD 3 000 millones. El puerto tendrá una profundidad de 16 metros para recibir embarcaciones post Panamax. Contará con un complejo de ingreso, un túnel viaducto, una zona portuaria con una superficie de operaciones que incluirá un terminal de dos muelles con capacidad para un millón de contenedores al año, y otro terminal de carga al granel, carga general y rodante con dos muelles más con capacidad para seis millones de toneladas al año, entre otros servicios. Cosco Shipping Ports transporta el 40% de la carga global, gestionando 297 terminales en 37 puertos en China continental, Sudeste de Asia, Medio Oriente, Europa, América del Sur, Estados Unidos y el Mediterráneo. Chancay será el primero que controlará totalmente en el hemisferio occidental. En enero de 2019, adquirió el 60% de participación por USD 225 millones a Terminales Portuarios Chancay, subsidiaria de Volcan Compañía Minera, una de las mayores productoras mundiales de zinc. Para Cosco, esta operación significó asumir el control total del proyecto. A mediados de 2023, el directorio de Volcan aprobó la escisión de la división portuaria y el 40% de su participación en el proyecto de Chancay pasó a ser gestionado por una nueva empresa. Se estima que el Terminal Portuario Multipropósito de Chancay tendrá un throughput inicial de un millón de TEU y seis millones de toneladas de carga general por año. En su tercera fase, en 2030, llegará a tres millones de TEU al año y 20 millones de toneladas. Será el puerto más importante de América del Sur y competirá con ventaja frente a las terminales marítimas más grandes de América Latina en el Pacífico. El gobierno peruano promociona Chancay como si fuera una mina de oro. Pero no ha mencionado la competencia al Terminal Portuario del Callao, que registró un throughput de 2,7 millones de TEU en 2023, más del 50% del total nacional actual. Sin duda, las navieras reacondicionarán sus rutas y la agroexportación peruana ganará competitividad, al igual que la ecuatoriana y chilena. Pero el control del puerto estará en manos de la naviera china. Chancay no es una concesión; es una inversión privada, sobre la cual Cosco Shipping tiene exclusividad, ratificada por el Congreso de la República mediante una ley ad-hoc que permite al titular de un puerto privado de uso público que cuente con habilitación portuaria brindar servicios portuarios de manera exclusiva. En poco más de cinco años, el gobierno chino, a través de sus empresas navieras, se convertirá en el mayor operador portuario en la orilla oriental del Pacífico, si se suma el throughput de Chancay junto con su participación en los puertos de Veracruz y Tuxpán, Balboa, Posorja y San Antonio. Un territorio en disputa La jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, general Laura Richardson, visitó Argentina y Chile en abril de 2023. Se detuvo en Punta Arenas, donde presidió una jornada informativa. Este antiguo puerto a mitad de camino entre el Atlántico y el Pacífico, en el Estrecho de Magallanes, ha recuperado la importancia estratégica que tenía hace más de un siglo, debido a la sequía que afecta al canal de Panamá. En una conferencia en la Florida International University, el 9 de mayo pasado, Richardson planteó la necesidad de que las empresas salgan a competir por contratos para promover inversiones y presencia estadounidense en proyectos estratégicos, advirtiendo que las inversiones chinas en mega puertos facilitan un acceso sin precedentes de Beijing a los recursos naturales latinoamericanos. La desconfianza estadounidense por las implicaciones geopolíticas de esas inversiones contrasta con el calificativo de "cooperación sur-sur" dado por la mayoría de los gobiernos y analistas latinoamericanos. Entre 2005 y 2022, la inversión extranjera directa china en América Latina ascendió a USD 136 000 millones. Los principales receptores fueron Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela. China ya es el segundo acreedor de deuda externa latinoamericana; según Bloomberg, los países más endeudados son Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina. Y resulta que las leyes del acreedor obligan a sus empresas con terminales portuarias fuera de su territorio a acoger a la armada de guerra en caso necesario. Las inversiones chinas en América Latina tienen un evidente propósito geoestratégico. Son mucho más que Inversión Extranjera Directa. La presencia china también ha despertado viejos recelos regionales. El vicealmirante chileno Ignacio Mardones concluye que "si se espera competir con un complejo que recibirá buques post Panamax [como Chancay], es necesario concretar el proyecto de puerto a gran escala de San Antonio, que permitirá recibir a naves de mayor tamaño y, por tanto, más carga. De otro modo, los puertos nacionales chilenos pueden quedar limitados al trasiego desde y hacia Chancay". Una obra como Chancay la desearía cualquier país en desarrollo. Pero quien la gestiona y promueve podría presionar con ventaja a devolver el favor al país receptor, quizás permitiendo la explotación de recursos minerales, abundantes en los Andes y escasos en la República Popular China, o facilitando la construcción del corredor ferroviario bioceánico central entre Brasil, Bolivia y Perú, propuesto por Xi Jinping en 2013. Esta vía férrea tendrá desde su inicio una demanda de 30 millones de toneladas de carga y unos 13 millones de pasajeros por año, dando mayor competitividad a las exportaciones de Brasil, abriendo una vía comercial al Pacífico para Bolivia y consolidando la posición de China como el principal socio comercial de América del Sur.