La sorpresa devastadora de Acapulco: los huracanes se están volviendo más repentinos y furiosos, dejando poco tiempo para la preparación.
Opinión | Acapulco recientemente experimentó el impacto devastador del huracán Otis, que se intensificó rápidamente y tomó a todos por sorpresa. La tormenta, que comenzó como un huracán de categoría 1, se transformó en un monstruo de categoría 5 sin precedentes, con vientos que alcanzaron las 165 mph en cuestión de horas. Docenas de vidas se perdieron y la ciudad turística de Acapulco quedó en ruinas. Esta intensificación inesperada destaca una nueva realidad en la predicción de huracanes, donde el monitoreo del calor oceánico se vuelve crucial. A medida que los huracanes se vuelven más fuertes y más lentos, las estrategias de preparación deben adaptarse para garantizar la seguridad de las comunidades vulnerables. Esto sirve como recordatorio de que nunca podemos estar demasiado preparados para la furia de la naturaleza. Manténganse a salvo, amigos.
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar
asesoramiento y
gestión comercial en el ámbito de seguros y
reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Opinión | Acapulco vio el futuro de los huracanes: más repentinos y furiosos
El pasado lunes por la noche en Acapulco, México, no se emitió ninguna advertencia oficial de huracán, pero apenas un día después, el primer huracán de categoría 5 en golpear la costa del Pacífico de América del Norte o del Sur tocó tierra. Las previsiones solo 36 horas antes pronosticaban vientos máximos de 60 millas por hora. Incluso 16 horas antes de tocar tierra, el Centro Nacional de Huracanes solo pronosticaba un huracán de categoría 1. Pero en cuestión de horas, la tormenta se intensificó en un monstruo de categoría 5 sin precedentes, con vientos de hasta 165 millas por hora. Esta transformación repentina y furiosa tomó a todos por sorpresa.
Los daños dejados a su paso por la tormenta fueron devastadores. Decenas de personas murieron y la ciudad turística de Acapulco, hogar de un millón de personas, quedó en ruinas. La tormenta cortó la electricidad, el agua y el servicio de internet. El presidente Andrés Manuel López Obrador de México describió la destrucción, diciendo que "no hay un poste en pie" en todo Acapulco. El viento fue tan poderoso que algunos edificios de gran altura fueron destrozados, dejando estructuras esqueléticas. Fue un recordatorio impactante de que los huracanes pueden llegar con poco aviso y desatar una destrucción inimaginable.
La sorprendente y rápida intensificación del huracán Otis pone de relieve una nueva realidad en la predicción de huracanes. En el pasado, las comunidades vulnerables tenían al menos una semana de advertencia y algunos días de calma para prepararse para la evacuación. Pero Otis llegó repentinamente, al igual que los incendios forestales que pueden desencadenarse y propagarse rápidamente, dejando a los residentes con solo unas pocas horas de aviso para evacuar. Con los huracanes volviéndose más fuertes y más lentos a medida que se acercan a tierra, monitorear el calor del océano puede ser tan crucial como rastrear el "clima de incendios" para aquellos que viven en áreas propensas a huracanes. La velocidad e intensidad de la aproximación de una tormenta pueden marcar la diferencia en términos de preparación y respuesta.
Si bien se ha avanzado en la reducción de la mortalidad humana causada por las tormentas mediante una mejor predicción y sistemas de alerta temprana, el factor sorpresa de tormentas como Otis plantea nuevos desafíos. Evacuar una ciudad de un millón de personas en solo unas pocas horas es una tarea sin precedentes. La intensificación sorpresiva de los huracanes se está volviendo más común, alimentada por aguas oceánicas más cálidas. Es una llamada de atención de que debemos adaptar nuestras estrategias de preparación a esta nueva realidad. A medida que los huracanes continúan evolucionando, debemos estar listos para enfrentar lo inesperado.
Entonces, ya sea que vivas en una zona propensa a huracanes o no, es un recordatorio de que nunca podemos estar demasiado preparados para la furia de la naturaleza. Manténganse a salvo, amigos.