De la Ruina al Renacimiento: Cómo Tuscaloosa, Greensburg y San Francisco transformaron desastres en triunfos.
Los tornados y terremotos tienen el potencial de traer destrucción y desesperanza, pero algunas ciudades han demostrado que también pueden ser un catalizador para la transformación y revitalización. Tuscaloosa, Alabama; Greensburg, Kansas; y San Francisco han ejemplificado cómo convertir la tragedia en triunfo, proporcionando una guía para otros funcionarios locales que lidian con desastres.
Tuscaloosa, devastada por un tornado en 2011, utilizó su fondo de reserva para iniciar el proceso de reconstrucción. Al involucrar a la comunidad en la toma de decisiones y crear el Plan Maestro Generacional Tuscaloosa Forward, la ciudad no solo se reconstruyó, sino que también reimaginó su futuro con zonificación innovadora y desarrollo de uso mixto.
Greensburg, Kansas, arrasada por un tornado en 2007, eligió un camino diferente al centrarse en el desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Mediante la obtención de subvenciones y el uso de sus propios recursos, Greensburg se convirtió en una ciudad con la mayor cantidad de edificios certificados LEED per cápita en los Estados Unidos y alimentada completamente por energía eólica.
San Francisco enfrentó una oportunidad similar después de que un terremoto en 1989 dañara el Embarcadero Freeway. A pesar de la oposición, se tomó la decisión de demolerlo, lo que llevó a un modelo de planificación urbana que atrajo miles de millones de dólares en reinversión y nuevos desarrollos.
Estos ejemplos demuestran que los desastres naturales, aunque trágicos, también pueden servir como un trampolín para el crecimiento. Al incorporar la participación comunitaria, tener una visión clara y tomar decisiones estratégicas, las ciudades pueden recuperarse incluso más fuertes que antes.
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Cuando la vida te da limones, haz limonada. O en este caso, cuando la vida te da tornados y terremotos, conviértelos en una oportunidad de revitalización. Tuscaloosa, Alabama; Greensburg, Kansas; y San Francisco han aprendido cómo transformar la tragedia en triunfo, sirviendo como guía para los funcionarios locales que lidian con desastres.
Tuscaloosa, una ciudad que fue destruida en un 12.5% por un tornado en 2011, ha utilizado su amplio fondo de reserva para comenzar el proceso de reconstrucción. Al tener fondos disponibles, la ciudad pudo abordar la importante pregunta de cómo reconstruir y, al hacerlo, creó una nueva visión para la ciudad. El Plan Maestro Generacional Tuscaloosa Forward, que incluía la reorganización y el desarrollo de uso mixto, se formó al involucrar a la comunidad en el proceso de toma de decisiones.
Greensburg, Kansas, fue destruido en un 95% por un tornado en 2007, pero en lugar de reconstruir lo que se perdió, decidieron crear una visión de desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Al asegurar subvenciones estatales y federales, así como utilizar su propio dinero, Greensburg pudo crear una ciudad con la mayor cantidad de edificios certificados LEED per cápita en los Estados Unidos y completamente abastecida de energía eólica.
San Francisco, después de que un terremoto en 1989 dañara gravemente el Embarcadero Freeway, tomó la decisión de demolerlo en lugar de restaurarlo. A pesar de enfrentar oposición de empresas y funcionarios federales, la decisión de eliminar la autopista creó un modelo para la planificación urbana y atrajo miles de millones de dólares en reinversión y nuevos desarrollos.
Entonces, aunque los desastres naturales son devastadores, también pueden ser una oportunidad de crecimiento y revitalización. Al involucrar a la comunidad, tener una visión y tomar decisiones estratégicas, las ciudades pueden recuperarse más fuertes que nunca.