"Desatando el caos: Cómo el huracán Otis desafió las expectativas y reveló el aterrador poder del cambio climático"
El huracán Otis tomó por sorpresa a Acapulco, intensificándose rápidamente y golpeando la ciudad como un huracán de categoría 5 con vientos de hasta 165 mph. Los científicos climáticos que estudian los efectos del calentamiento global en las tormentas sugieren que esta intensificación inesperada se está volviendo más común. Factores como las aguas cálidas del océano, el aumento de la humedad en el aire, la mínima variación del viento y las perturbaciones preexistentes crean condiciones ideales para el desarrollo y fortalecimiento de los huracanes. El aumento de las temperaturas globales contribuye a una mayor evaporación del agua, agregando humedad al aire, mientras que eventos como El Niño, como el actual, traen agua cálida y elevan las temperaturas de la superficie del mar, aumentando la frecuencia e intensidad de los huracanes en el Pacífico. Esto destaca la necesidad de una mejor comprensión y predicción de estos eventos climáticos a medida que el cambio climático continúa alimentando tormentas más fuertes.
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El huracán Otis tomó a todos por sorpresa con su ferocidad. Se esperaba que la tormenta trajera lluvias intensas y vientos suaves, pero terminó golpeando Acapulco como un huracán de categoría 5, con velocidades de viento de hasta 165 millas por hora. Esta intensificación rápida e inesperada se está volviendo más común, según los científicos del clima que estudian los efectos del calentamiento global en las tormentas. La influencia de las condiciones de El Niño también puede desempeñar un papel en el desarrollo de las tormentas.
Entonces, ¿por qué los huracanes como Otis se están volviendo más fuertes? Todo se reduce a una combinación de factores. Aguas oceánicas cálidas, humedad elevada en el aire, variación mínima del viento y una perturbación preexistente son las condiciones perfectas para que un huracán se forme y se fortalezca. A medida que las temperaturas globales aumentan, más agua se evapora de la tierra y el océano, agregando más humedad al aire. Esta humedad, combinada con temperaturas oceánicas más cálidas, alimenta la intensificación rápida de tormentas como Otis.
Además, el actual evento de El Niño está impactando el área donde se desarrolló Otis. Vientos más débiles traen agua cálida, creando temperaturas de la superficie del mar más altas de lo normal en el océano Pacífico cerca del ecuador. Esto prepara el escenario para huracanes más frecuentes e intensos en el Pacífico central y oriental.
Si bien los meteorólogos y especialistas en tormentas utilizan observaciones meteorológicas y modelos informáticos para predecir las trayectorias e intensidades de las tormentas, huracanes como Otis demuestran que estos modelos no siempre son precisos. El tamaño más pequeño y el desarrollo rápido de la tormenta dificultaron que los modelos capturaran su gravedad. A medida que el cambio climático continúa alimentando tormentas más fuertes, es crucial mejorar nuestra comprensión y predicción de estos eventos climáticos.