Juan Brignardello Vela
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CORTINA D'AMPEZZO, Italia — A medida que se desarrolla la Copa del Mundo de esquí alpino femenino, la lista de participantes presenta un mar de juventud: 42 de las 54 competidoras nacieron en la década de 1990 y 11 en los 2000. Sin embargo, un nombre destaca como un faro de una era pasada: Lindsey Vonn, nacida en 1984. "Esto es historia en proceso", exclama el locutor mientras Vonn se prepara para su descenso por las prístinas pendientes de Cortina d'Ampezzo, Italia. La multitud, una mezcla vibrante de locales y aficionados internacionales, estalla en cánticos de "Lindsey, Lindsey", un testimonio de su perdurable popularidad que trasciende fronteras. Solo la favorita local, Sofia Goggia, puede igualar el fervor de la multitud. Cuando Vonn cruza la línea de meta en 20ª posición, hay una explosión de amor y apoyo por parte de los espectadores, algunos agitando banderas de EE. UU. en jubilo. Es un momento emotivo para la ícono del esquí, quien, hace solo unos años, enfrentó la dura realidad de una lesión que amenazaba su carrera. Anouk Patty, directora de U.S. Ski & Snowboard, reflexiona sobre el magnetismo de Vonn, afirmando: "Haces unas cuantas vueltas con ella aquí y ves que todos la están mirando. Ella trasciende el deporte". En Cortina, las mismas pendientes que una vez anunciaron el final de su ilustre carrera en 2019 ahora simbolizan su notable regreso. La propia Vonn describe el evento como un "milagro". "El hecho de que estoy de vuelta aquí es un milagro en sí mismo", dice con una sonrisa brillante que contrasta con la feroz determinación que ha definido su carrera. Apenas seis años después de su retiro, donde describió su cuerpo como "roto más allá de la reparación", Vonn está de vuelta en las pendientes, compitiendo contra una generación de esquiadores que son casi dos décadas más jóvenes que ella. Su regreso a la arena competitiva es nada menos que extraordinario. Después de someterse a un reemplazo parcial de rodilla que alivió años de dolor, Vonn comenzó a contemplar la idea de un regreso. Patrick Riml, quien ha sido parte de su trayectoria en el esquí durante más de dos décadas, admitió inicialmente su escepticismo, pero no se sorprendió por su determinación. "La conozco desde 1999 y sé lo loca que es, obviamente de una manera positiva", dice Riml. Las preguntas sobre su regreso, especialmente a los 40 años, son numerosas. ¿Por qué volver después de haber logrado tanto? Para Vonn, la respuesta está en sus asuntos pendientes. "Nunca tuvo planes de retirarse en 2019; su cuerpo básicamente la obligó a hacerlo", explica Riml. El regreso no fue simplemente un capricho, sino un deseo de recuperar una pasión que había sido robada por una lesión. La cirugía de Vonn en abril de 2024 marcó un punto de inflexión. Con componentes de titanio ahora parte de su anatomía, se sintió rejuvenecida, lista para abrazar un nuevo capítulo en su vida. Los primeros resultados de su regreso han sido emocionantes: terminó en 14ª posición en St. Moritz en diciembre, seguido de actuaciones destacadas en Austria. A pesar de las reacciones mixtas iniciales a su regreso, la camaradería dentro del equipo de EE. UU. ha sido abrumadoramente solidaria. Esquiadoras más jóvenes, como Lauren Macuga, que crecieron idolatrando a Vonn, expresan su admiración y aprecio por su orientación y mentoría. La experiencia y el conocimiento de Vonn son invaluables para la próxima generación, mientras ella equilibra ser competidora y una especie de entrenadora. El camino por delante para Vonn está lleno de desafíos, tanto técnicos como personales. Patty señala que la rodilla de Vonn ha respondido bien, permitiéndole esquiar de manera más fluida que en sus días previos al retiro. "Puedes ver mucha más simetría en su equilibrio y su giro", comenta Patty, indicando que la determinación y dedicación de Vonn siguen intactas. A medida que el mundo se prepara para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026 en Cortina, donde Vonn podría muy bien cerrar su carrera con un último destello, su historia sirve como un recordatorio de la resiliencia. Vonn ha derribado barreras relacionadas con la edad en un deporte que a menudo deja de lado a los competidores mayores y continúa inspirando no solo a atletas, sino a cualquiera que enfrente obstáculos en sus vidas. "No anticipé hacerlo tan bien tan rápido", admite Vonn, reconociendo el inesperado éxito de su regreso. Sin embargo, el fuego competitivo arde intensamente dentro de ella, y está lista para competir por medallas, armada con un espíritu que es, literalmente, de titanio. En los exuberantes paisajes de Cortina, tanto los aficionados como los compañeros quedan asombrados por la notable transformación de Vonn. El mundo del esquí puede estar presenciando el desarrollo de un cuento de hadas, uno que comenzó con un final abrupto pero que ahora insinúa un resurgimiento triunfante. A medida que Vonn se prepara para los campeonatos mundiales y más allá, encarna no solo el espíritu del esquí alpino, sino la esencia de la perseverancia: una verdadera campeona en todos los sentidos.