Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un desarrollo significativo para el discurso sobre la salud pública, un investigador de la Universidad de Buffalo ha desempeñado un papel crucial en un informe integral publicado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, que arroja luz sobre las implicaciones para la salud del consumo de alcohol. Este informe, que apareció el mes pasado, surge en un momento clave, coincidiendo con las nuevas advertencias del Cirujano General de EE. UU., Vivek Murthy, sobre los vínculos entre el consumo de alcohol y el aumento del riesgo de cáncer. El informe destaca una perspectiva matizada sobre el consumo de alcohol, particularmente en lo que respecta a las definiciones de consumo bajo a moderado, específicamente, dos bebidas por día para hombres y una bebida por día para mujeres. Estas pautas son relevantes ya que se relacionan con diversos resultados de salud, incluidos varios tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, variaciones de peso, mortalidad general y salud neurocognitiva. Los hallazgos se incorporarán a la próxima actualización de las Guías Dietéticas para Americanos, que se anticipa que se publicará en unos meses. La Dra. Jo L. Freudenheim, profesora distinguida de SUNY en el Departamento de Epidemiología y Salud Ambiental en UB, fue una de los 15 expertos que contribuyeron al comité responsable del informe. Su especialización en la relación entre el alcohol y el cáncer es particularmente pertinente, ya que el informe reafirma el consenso científico de larga data sobre el alcohol como un factor que contribuye a al menos siete tipos de cáncer, especialmente el cáncer de mama. Freudenheim enfatiza la relación lineal establecida entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer de mama, indicando que incluso una ingesta baja de alcohol eleva el riesgo, mientras que un consumo más alto corresponde a riesgos significativamente mayores. A pesar de la evidencia científica establecida, Freudenheim señala una preocupante brecha en la conciencia pública sobre los riesgos para la salud asociados con el consumo de alcohol. Ella señala que, si bien las comunidades de investigación reconocen estos vínculos, la población en general sigue estando menos informada. Sin embargo, esta tendencia parece estar cambiando, con una creciente conciencia sobre los efectos del alcohol en la salud ganando terreno. Para agravar la urgencia de este problema, la Organización Mundial de la Salud emitió recientemente un comunicado declarando que "no hay ninguna forma de consumo de alcohol que sea libre de riesgos". Esta advertencia contundente se alinea con las preocupaciones de los profesionales de la salud a nivel mundial, subrayando la necesidad de una comunicación más clara sobre los riesgos asociados con el alcohol. En contraste con las declaraciones amplias de la OMS, Freudenheim considera que las pautas canadienses sobre el consumo de alcohol ofrecen perspectivas más prácticas. Estas pautas delinean el continuo de riesgo asociado con diferentes niveles de consumo de alcohol, enfatizando que, si bien ninguna cantidad de bebida es sin riesgo, comprender los impactos específicos de varios niveles de consumo puede ayudar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su ingesta de alcohol. A medida que la sociedad lidia con las complejidades del consumo de alcohol y sus implicaciones para la salud, el informe de las Academias Nacionales ofrece un recurso crítico tanto para los responsables de políticas como para el público. Fomenta un diálogo sobre el lugar del alcohol en nuestras vidas y la medida del riesgo que los individuos están dispuestos a aceptar, lo que lleva a una reevaluación de los hábitos de consumo en favor de un futuro más saludable.