Juan Brignardello Vela
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El programa de fútbol de Ohio State marcó un hito significativo en su histórica trayectoria el lunes por la noche, al capturar el título nacional al vencer a Notre Dame 34-23 en el partido por el campeonato de los Playoffs de Fútbol Americano Universitario (CFP). Esta victoria no solo coronó a los Buckeyes como campeones del inaugural formato de playoffs de 12 equipos, sino que también puso fin a una sequía de campeonatos de una década. El camino hacia la gloria no fue nada sencillo para Ohio State (14-2). Después de una emotiva derrota ante su archirrival Michigan unas semanas antes, los Buckeyes enfrentaron un intenso escrutinio, con el entrenador Ryan Day bajo presión para conseguir resultados. Navegó por un camino desafiante a través de los playoffs, que requería que el equipo ganara cuatro partidos de postemporada, una hazaña que ningún campeón nacional había logrado previamente. El mariscal de campo Will Howard emergió como un jugador clave en el partido por el campeonato, completando sus primeros 13 pases y terminando con 231 yardas por aire. El corredor Quinshon Judkins mostró su destreza con tres touchdowns, liderando una explosiva actuación ofensiva que vio a Ohio State anotar touchdowns en sus primeras cuatro posesiones contra una defensa de Notre Dame que tradicionalmente es formidable. Para el punto medio del tercer cuarto, los Buckeyes tenían una ventaja contundente de 31-7, un testimonio de su estrategia ofensiva eficiente y implacable. A pesar del dominio temprano, los Fighting Irish (12-2) se negaron a rendirse. Después de luchar en la primera mitad, Notre Dame inició una recuperación, anotando dos touchdowns y reduciendo la diferencia a 31-23 a finales del cuarto cuarto, encendiendo la esperanza entre sus aficionados. Sin embargo, Ohio State demostró resiliencia cuando más lo necesitaba. Enfrentándose a una crucial situación de tercer intento y 11 yardas, Howard ejecutó una jugada audaz, conectando con el destacado novato Jeremiah Smith para una ganancia crítica de 57 yardas, sellando efectivamente el partido y permitiendo que el pateador Jayden Fielding asegurara la victoria con un gol de campo tardío. Este campeonato tiene un profundo significado para los Buckeyes, marcando su séptimo título nacional en la era de las encuestas y el primero desde 2014. El triunfo de Day lo coloca en la elite de los exentrenadores de Ohio State, Jim Tressel y Urban Meyer, quienes también llevaron al programa a campeonatos nacionales. Con un récord de 70-10 en sus seis temporadas al mando, Day ha consolidado su legado, transformando al equipo en una potencia perenne. La atmósfera en el Mercedes-Benz Stadium en Atlanta fue eléctrica, con aficionados de los Buckeyes e Irish desafiando las frías temperaturas para ser testigos de la historia. El enfrentamiento, que presentaba a dos de los programas más históricos del fútbol americano universitario, no solo fue una exhibición de talento, sino también un testimonio del panorama en evolución de los deportes universitarios. Con la inyección de talento a través del portal de transferencias y el creciente impacto de los acuerdos de nombre, imagen y semejanza, la dinámica del fútbol americano universitario está cambiando, creando un entorno competitivo donde programas como Ohio State pueden prosperar. En la aftermath del partido, los jugadores y aficionados de Ohio State celebraron una victoria bien merecida, señalando un nuevo comienzo y una renovada esperanza para el futuro. Mientras los Buckeyes disfrutan de su triunfo arduamente conseguido, el campeonato sirve como un recordatorio de la resiliencia y determinación que definen su programa, un legado que continúa creciendo en medio del mundo en constante cambio del fútbol americano universitario.