Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En la fatídica noche del 28 de agosto de 2022, Pierre-Emerick Aubameyang se encontraba en una encrucijada, tanto en su vida profesional como personal. El ex capitán del Arsenal estaba en Barcelona, contemplando una posible mudanza al Chelsea. Poco sabía que mientras jugaba videojuegos en casa, su mundo pronto se vería sacudido por una aterradora invasión domiciliaria, un evento que lo perseguiría a él y a su familia mucho después de haber vestido una camiseta diferente. Mientras las discusiones sobre su transferencia giraban a su alrededor, la tranquilidad de Aubameyang se rompió cuando su hijo mayor le alertó sobre la presencia de intrusos armados en su hogar. En un momento desgarrador, se desató el caos. El instinto de Aubameyang fue proteger a su familia. "Yo le dije a ella, también, 'Solo vete. Intenta esconderte en algún lugar'", recordó, detallando la experiencia angustiante. Los intrusos, empuñando armas, lo agredieron violentamente, destrozando no solo su mandíbula, sino también el sentido de seguridad que todo padre se esfuerza por proporcionar. A pesar de que las lesiones físicas sanaron, las cicatrices psicológicas fueron más profundas. Aubameyang describió las luchas que enfrentaron sus hijos en el aftermath: miedo a ir a la escuela, pesadillas y una renuencia a regresar a Barcelona. "Si estuviera solo, no habría problema. Pero cuando tienes una esposa y niños, es diferente", dijo, revelando la turbulencia emocional que perduró mucho después del evento. Fue un trauma que lo llevó a abandonar Barcelona poco después y, en última instancia, a una etapa en el Chelsea. Sin embargo, su tiempo en el Chelsea también resultaría igual de tumultuoso. Inicialmente emocionado por reunirse con el entrenador Thomas Tuchel, las esperanzas de Aubameyang se desvanecieron cuando Tuchel fue despedido poco después de su llegada. La caótica atmósfera del club, agravada por una puerta giratoria de entrenadores, socavó sus esfuerzos por contribuir. "Ni siquiera parecía un vestuario de fútbol; era más como rugby", observó, notando el desorden que había envuelto al equipo. Mientras Aubameyang luchaba por tiempo de juego, expresó su frustración, pero también reconoció los problemas más amplios que plagaban al club. A pesar de sentirse marginado y menospreciado, mantenía un sentido del humor y camaradería con otros jugadores que se encontraban en situaciones similares. Sin embargo, era evidente que no era el jugador que una vez fue en el Arsenal, equipo del que se había ido en circunstancias tensas. Reflexionando sobre su partida de los Gunners, Aubameyang reconoció la complejidad de su relación con el entrenador Mikel Arteta. Una vez capitán venerado por su capacidad goleadora, se encontró en desacuerdo con Arteta tras una serie de problemas disciplinarios, derivados de desafíos personales, incluida la salud de su madre. Aubameyang se sintió traicionado y malinterpretado durante este período, aunque aún guarda cariño por el club y sus seguidores. La transición a Marsella y luego a Al Qadsiah en Arabia Saudita marcó intentos de redescubrir su forma y pasión por el deporte. La mudanza a Arabia Saudita, en particular, fue motivada por preocupaciones de seguridad y un deseo de estabilidad, más que por la ganancia financiera, como algunos críticos podrían sugerir. "Realmente estoy metido en el fútbol y, mientras sea jugador, solo pensaré en fútbol", afirmó, enfatizando que su enfoque sigue siendo exclusivamente en el juego. A medida que Aubameyang comienza este nuevo capítulo en la Liga Profesional Saudita, está decidido a demostrar que sus críticos están equivocados y recuperar su estatus como un jugador destacado. Con aspiraciones que van más allá del fútbol—sueña con actuar—Aubameyang no solo persigue goles en el campo, sino que también busca redefinir su legado. En una era donde los jugadores a menudo se encuentran a merced de entornos caóticos en los clubes y desafíos personales, el viaje de Aubameyang subraya la naturaleza multifacética de la vida de un atleta profesional. Es un recordatorio de que detrás de los brillantes galardones y recompensas financieras hay miedos reales, luchas y una búsqueda de identidad y seguridad—elementos que a menudo permanecen invisibles ante los ojos del público. A medida que navega por las complejidades de su carrera y vida personal, la historia de Aubameyang sirve como una reflexión conmovedora sobre la resiliencia frente a la adversidad.