Confusión en Ucrania tras propuesta de Trump sobre centrales nucleares ucranianas

Confusión en Ucrania tras propuesta de Trump sobre centrales nucleares ucranianas

La Casa Blanca asegura que la mejor manera de garantizar la defensa de las cuatro plantas atómicas ucranias es que pasen a ser de titularidad estadounidense

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra 21.03.2025

La reciente propuesta de Donald Trump a Volodímir Zelenski ha desatado un torrente de confusión y preocupación en Ucrania. Durante una conversación telefónica, el expresidente estadounidense sugirió que el país debería transferir el control de sus centrales nucleares a empresas estadounidenses como una medida para proteger su infraestructura energética. Esta oferta ha sido recibida con escepticismo por parte de los medios y líderes ucranianos, quienes la ven como un intento de aprovechar la vulnerabilidad de Ucrania tras meses de conflicto con Rusia.


La portavoz de la Casa Blanca, junto con el secretario de Estado Marco Rubio y el consejero de Seguridad Nacional Mike Waltz, corroboraron la propuesta de Trump, argumentando que la experiencia y recursos de Estados Unidos podrían ser la mejor garantía para la seguridad de estas plantas. Sin embargo, esta sugerencia ha sido calificada por algunos como un “chantaje” en el contexto de las negociaciones sobre la concesión de recursos minerales estratégicos de Ucrania a un fondo estadounidense.


El miedo subyacente es que esta oferta podría ser solo un nuevo requisito de Trump para avanzar en el apoyo militar y financiero hacia Ucrania. Actualmente, se espera que Ucrania ceda el 50% de sus ingresos por recursos naturales a Estados Unidos, lo que ha levantado ampollas en la opinión pública ucraniana. La historia reciente ha dejado a muchos en Kiev con la sensación de que su soberanía está siendo cuestionada por exigencias que parecen más propias de un trato colonial que de una alianza entre naciones.


Zelenski, por su parte, ha tratado de mantener un tono conciliador. Describió su conversación con Trump como “positiva y sustanciosa”, pero reiteró que cualquier inversión estadounidense en las centrales nucleares debería ser en el marco de un acuerdo que respete la soberanía ucraniana. En particular, se refirió a la planta de Zaporiyia, actualmente bajo ocupación rusa, como un punto de potencial colaboración futura, siempre y cuando se recupere.


La situación recuerda a incidentes pasados en los que la interpretación de las conversaciones entre líderes ucranianos y estadounidenses ha variado radicalmente. En una reunión anterior, se produjeron desacuerdos sobre si se habían discutido concesiones territoriales a Rusia, y el interés por la planta de Zaporiyia fue notablemente evidente. Esta falta de claridad y posibles diferencias de interpretación generan un clima de desconfianza y alarma en un contexto ya de por sí tenso para Ucrania.


Voces críticas dentro de Ucrania no han tardado en alzar la voz. Activistas y políticos han señalado que las propuestas de Trump son una forma de oportunismo en un momento de debilidad nacional. Comparaciones con “buitres” que sobrevuelan sobre un país herido no son infrecuentes, reflejando el malestar que genera la percepción de que Estados Unidos podría estar más interesado en sus propios beneficios a corto plazo que en la estabilidad y el bienestar a largo plazo de Ucrania.


El exministro de Economía, Timofii Milóvanov, ha manifestado su preocupación de que la situación actual no sea más que un preludio de un intento más agresivo de Washington de inmiscuirse en los activos estratégicos de Ucrania. Por otro lado, un alto mando militar ha expresado su frustración por lo que percibe como un cambio en el enfoque estadounidense, que parece deslizarse hacia un modelo de negociación de activos en lugar de un apoyo genuino a la defensa ucraniana.


El análisis de expertos en política energética refuerza la percepción de que las propuestas de Trump, en especial respecto a la central de Zaporiyia, son poco viables. Dada la tecnología soviética de estas plantas, una operación eficaz por parte de empresas estadounidenses se considera improbable. Sin embargo, la posibilidad de que compañías norteamericanas obtengan derechos sobre la propiedad de estas instalaciones ha suscitado protestas y advertencias sobre las implicaciones de tal movimiento para la soberanía energética ucraniana.


La incertidumbre está exacerbada por la naturaleza impredecible de la política estadounidense bajo Trump. La experiencia previa de Ucrania con la manipulación de la asistencia militar y la inteligencia estadounidense ha creado un ambiente de desasosiego. Muchos en Ucrania sienten que, a pesar del apoyo prometido, cada nuevo anuncio podría tener repercusiones en su capacidad para enfrentar la agresión rusa.


Mientras tanto, el futuro de las negociaciones entre Ucrania y Estados Unidos pende de un hilo. Las conversaciones programadas para el próximo lunes en Arabia Saudí podrían ser cruciales, pero hay un creciente consenso en que las autoridades ucranianas deben ser cautelosas y estratégicas en su enfoque. La historia reciente sugiere que el apoyo de Estados Unidos puede ser volátil, y la necesidad de salvaguardar la soberanía nacional debe prevalecer sobre cualquier acuerdo que comprometa los intereses a largo plazo del país.

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