Bill Gates reafirma su compromiso con la filantropía y la innovación a los 68 años

En una reciente entrevista con CNBC Make It, Bill Gates, el cofundador de Microsoft y un prominente filántropo, dejó claro que no tiene intención de desacelerar su ritmo de trabajo a pesar de haber cumplido 68 años. Gates, al igual que su amigo Warren Buffett, quien sigue dirigiendo Berkshire Hathaway a la edad de 94 años, ha expresado su deseo de continuar trabajando no solo durante los próximos años, sino con miras a extender su carrera durante dos o tres décadas más. Esta ambición, lejos de ser un simple deseo, se enmarca en su compromiso con la mejora del mundo a través de su fundación y su continua participación en la innovación tecnológica.

Gates ha compartido que le resulta “horrible” la idea de trabajar menos de tiempo completo, un reflejo de su gran pasión por su labor. Aunque actualmente actúa como asesor tecnológico de Microsoft, su enfoque principal se ha desplazado hacia la filantropía, donde se dedica a abordar problemas globales críticos. Con una fortuna que asciende a 128.000 millones de dólares, sus esfuerzos se centran en la lucha contra enfermedades, la reducción de la pobreza y la búsqueda de soluciones a desafíos como el cambio climático.

Uno de los proyectos más destacados en los que está involucrado es la próxima docuserie de Netflix titulada “¿Qué viene a continuación? El futuro con Bill Gates”, que se estrenará el 18 de septiembre. Este proyecto es parte de su estrategia para educar y generar conciencia sobre los problemas que enfrenta la humanidad. Además, el próximo año la Fundación Bill y Melinda Gates celebrará su 25º aniversario, un hito que resalta el compromiso de Gates con la erradicación de enfermedades como la polio y la malaria. “Queremos reducir a la mitad las muertes infantiles, de 5 millones a 2,5 millones”, comentó con determinación.

A pesar de su éxito y riqueza, Gates se enfrenta a la misma realidad que todos: el tiempo. En 2017, Buffett, durante una entrevista conjunta con Gates, enfatizó que, aunque se puede adquirir casi todo con dinero, “no se puede comprar tiempo”. Esta reflexión ha influido en Gates, quien ha aprendido a equilibrar su intensa jornada laboral con momentos de ocio y reflexión personal.

La evolución personal de Gates ha sido notable. En sus primeros años en Microsoft, su enfoque era extremadamente riguroso; no creía en fines de semana o vacaciones y esperaba un compromiso absoluto de sus empleados. Sin embargo, con el tiempo y bajo la influencia de Buffett, Gates ha cambiado su perspectiva, adoptando un enfoque más equilibrado. Este cambio ha sido clave para su bienestar y su capacidad para seguir siendo un líder en el ámbito empresarial y filantrópico.

Gates ahora se permite disfrutar de su tiempo libre, dedicando hasta tres horas diarias a la lectura y manteniendo una curiosidad activa por una variedad de temas, desde la enfermedad de Alzheimer hasta los avances en inteligencia artificial. Este enfoque no solo lo mantiene intelectualmente estimulado, sino que también le permite contribuir de manera informada a sus proyectos.

La vida de Gates no es solo una historia de éxito financiero; es una narrativa de compromiso y evolución personal. Al continuar su labor filantrópica y educativa, busca inspirar a otros a hacer lo mismo, demostrando que el trabajo y el propósito pueden coexistir con una vida equilibrada y rica en experiencias. Mientras avanza en sus proyectos y objetivos, Gates muestra que, aunque la edad puede ser un factor, la pasión y el deseo de hacer una diferencia son atemporales.

Hoy en día, Bill Gates representa una voz poderosa en el ámbito de la filantropía y la tecnología, mostrando que la edad no es un obstáculo para el trabajo significativo. Su legado, forjado a través de décadas de esfuerzo y dedicación, continúa marcando una diferencia en el mundo. Con su mirada en el futuro, se plantea no solo alcanzar sus metas personales, sino inspirar a otros a unirse en la lucha por un mundo mejor. En este contexto, Gates se erige como un ejemplo de cómo el trabajo y el compromiso pueden perdurar más allá de las expectativas sociales sobre la jubilación.