Estados Unidos ataca bases nucleares en Irán, intensificando el conflicto en Oriente Próximo

Estados Unidos ataca bases nucleares en Irán, intensificando el conflicto en Oriente Próximo

Los aviones de EE UU han alcanzado Fordo, Natanz e Isfahán, según ha anunciado Donald Trump

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra 22.06.2025

La noche del sábado, Estados Unidos llevó a cabo un ataque aéreo contra tres bases nucleares en Irán, marcando un giro significativo en la política exterior del país bajo la administración del presidente Donald Trump. A través de sus redes sociales, Trump anunció la operación, que se suma a un creciente conflicto en Oriente Próximo, donde la tensión entre Israel e Irán ha alcanzado niveles críticos. Este ataque, que se presenta como una medida contundente contra el programa nuclear iraní, podría reconfigurar las dinámicas de poder en la región y tener graves repercusiones para la seguridad global.


Las bases atacadas, Fordo, Natanz e Isfahán, son cruciales para el desarrollo nuclear de Irán. Fordo, en particular, ha sido catalogada por los expertos como el corazón del programa nuclear del país, dado que está estratégicamente ubicada en el interior de montañas, lo que la hace difícil de atacar. Trump alegó que se utilizaron bombas antibúnker de gran capacidad, específicamente las GBU-57, para llevar a cabo la ofensiva, describiendo la misión como "muy exitosa".


El presidente reconoció que la ofensiva había sido planeada con anticipación y se realizó en un contexto de creciente tensión entre Estados Unidos e Irán. A pesar de haber prometido en su campaña electoral evitar nuevos conflictos bélicos en el extranjero, Trump ha demostrado una disposición a involucrarse en el conflicto en Oriente Próximo, alineándose con Israel en medio de una guerra que se ha intensificado desde el mes pasado. Las autoridades estadounidenses han confirmado que el ataque fue respaldado por el despliegue de recursos militares adicionales en la región, incluyendo cazas avanzados y el portaaviones Nimitz.


La retórica del presidente ha sido cada vez más beligerante hacia Irán, sugiriendo incluso que los ciudadanos de Teherán deben evacuar la capital. Sin embargo, en una aparente contradicción, Trump había ofrecido previamente un breve plazo para el diálogo diplomático antes de decidir el ataque, lo que ha suscitado críticas sobre la inconsistencia de su enfoque. La ofensiva se produjo apenas 24 horas después de que se llevaran a cabo negociaciones europeas con Irán, lo que genera preguntas sobre el compromiso de Estados Unidos con la diplomacia.


Desde el inicio de los ataques israelíes a las instalaciones nucleares iraníes, cerca de 430 personas han muerto en Irán, mientras que en Israel se han reportado 24 civiles muertos a causa de los ataques. Esta escalada de violencia plantea un escenario complicado, ya que ambos lados continúan intercambiando fuego. La estrategia de Trump parece haber sido diseñada para enviar un mensaje claro a Irán sobre las consecuencias de su programa nuclear.


Sin embargo, la decisión del presidente de atacar a Irán ha generado preocupación incluso dentro de su propio partido. Un sector de la base trumpista, que aboga por un enfoque aislacionista en política exterior, ha manifestado su oposición a una intervención militar en Irán. Analistas como Jon Hoffman del Cato Institute han criticado la acción, argumentando que no solo carece de un claro objetivo de victoria, sino que también podría arrastrar a Estados Unidos a un conflicto más profundo y complicado.


Además, el ataque podría poner en riesgo a los cerca de 40,000 soldados estadounidenses que actualmente están desplegados en Oriente Próximo. Con la perspectiva de represalias por parte de Irán, la seguridad de las tropas estadounidenses se convierte en una preocupación primordial. La administración Trump deberá equilibrar su postura militar con la necesidad de proteger a sus fuerzas en la región.


Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de esta situación. La escalada del conflicto podría tener un impacto global, especialmente en los mercados de petróleo y en las relaciones diplomáticas. Los aliados de Estados Unidos, así como sus adversarios, están sopesando las implicaciones de este ataque y su potencial para desestabilizar aún más una región ya volátil.


El mensaje de Trump sobre el "momento histórico" que representa este ataque puede resonar en algunos sectores de la población estadounidense, pero también podría generar un fuerte rechazo en otros. La polarización política en Estados Unidos se intensifica con cada acción militar, y la respuesta a esta ofensiva será un test clave de la opinión pública sobre la política exterior del presidente. En un contexto en el que la diplomacia parecía ser una opción viable, la decisión de bombardear instalaciones nucleares en Irán representa un cambio drástico que podría tener consecuencias de largo alcance en la geopolítica mundial.

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