Cerrón y el proselitismo: ¿una estrategia electoral o un servicio a la ciudadanía?

Cerrón y el proselitismo: ¿una estrategia electoral o un servicio a la ciudadanía?

Estas son las cortitas de hoy sábado 31 de mayo de 2025 | Eduardo Arana | Guillermo Bermejo | APP | Guido Bellido | Vladimir Cerrón | Waldemar Cerrón

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 12.06.2025

En el escenario político peruano, la figura de Waldemar Cerrón ha cobrado protagonismo tras su defensa de un proyecto que permitiría a los parlamentarios involucrarse en actividades de proselitismo durante la Semana de Representación. Cerrón, quien ocupa el cargo de segundo vicepresidente del Congreso, argumentó que los legisladores tienen el derecho de presentar sus propuestas y proyectos a la población para combatir la desinformación. Sin embargo, la intención detrás de esta propuesta no ha pasado desapercibida, ya que muchos analistas la ven como una maniobra para permitir que los potenciales candidatos a la reelección hagan uso de recursos públicos en sus campañas.


El contexto es claro: en un país donde la desconfianza hacia los políticos es palpable, la posibilidad de que los congresistas hagan campaña mientras cumplen con sus funciones legislativas plantea serias dudas sobre la ética y la responsabilidad en la gestión pública. La defensa de Cerrón parece más un intento de justificar una estrategia electoral que de verdaderamente atender las necesidades de la población. En un momento donde las prioridades de los ciudadanos son diversas y complejas, la utilización del tiempo y recursos públicos para fines personales resulta cuestionable.


Por otro lado, la situación de Vladimir Cerrón, hermano de Waldemar y fundador de Perú Libre, sigue generando incertidumbre. A pesar de llevar más de 600 días en la clandestinidad, su abogado ha declarado que no ha salido del país. Sin embargo, su negativa a aclarar si ha entregado su pasaporte a las autoridades deja entrever un panorama confuso. Esta falta de transparencia en torno a su paradero y las razones de su desaparición solo alimentan especulaciones y cuestionamientos sobre la conducta del líder político.


En el ámbito judicial, la presión sobre los congresistas Guillermo Bermejo y Guido Bellido se intensifica. El Ministerio Público ha solicitado una sentencia de 7 años y 6 meses de prisión para ambos, acusados de intimidar a un testigo en un caso relacionado con presunta afiliación terrorista. Este hecho no solo pone en entredicho la integridad de los acusados, sino que también resalta una preocupante tendencia en la política peruana, donde el uso de tácticas intimidatorias se vuelve cada vez más común entre quienes ocupan cargos públicos.


Mientras tanto, el nuevo gabinete de la ministra Arana se prepara para presentarse formalmente ante el Congreso el próximo 12 de junio. La expectativa es alta, ya que su éxito dependerá de la obtención del voto de confianza de las diversas bancadas. El premier ha iniciado una ronda de diálogo con diferentes partidos, buscando establecer alianzas y asegurar el respaldo necesario para implementar su agenda gubernamental. Sin embargo, la situación en el Congreso es compleja, con partidos como Renovación Popular condicionando su apoyo a la atención de sus propuestas en temas de seguridad ciudadana.


A pesar de los retos que enfrenta, el gobierno de Dina Boluarte aún puede contar con el respaldo de Alianza para el Progreso, que ha prometido sus 14 votos incondicionales. Este respaldo podría ser crucial en un momento en que la estabilidad política es esencial para enfrentar los desafíos que aquejan al país. Sin embargo, la dependencia de apoyos incondicionales plantea la pregunta de si el gabinete podrá sostener una gestión coherente y alineada con las necesidades de la población.


Las tensiones políticas y las acusaciones de corrupción y mala práctica se entrelazan en el panorama actual, generando un clima de desconfianza que afecta a todos los actores involucrados. La ciudadanía observa con atención, esperando respuestas claras y acciones concretas que demuestren un verdadero compromiso por parte de sus representantes. A medida que se acercan las elecciones, la presión sobre los parlamentarios y el gobierno se intensificará, marcando un periodo decisivo en la política peruana.


La necesidad de una política más ética y responsable se vuelve cada vez más urgente. Los ciudadanos demandan un cambio que trascienda las promesas vacías y los discursos populistas. En este contexto, la forma en que los políticos aborden estos desafíos determinará su futuro y, en última instancia, el bienestar del país. La política debe ser un instrumento de servicio a la ciudadanía y no un campo de batalla para intereses personales o partidistas.


Es fundamental que los políticos peruanos comprendan que su principal responsabilidad es con la población. En tiempos donde la desconfianza y la polarización están a la orden del día, es vital que se adopten prácticas que fortalezcan la democracia y la transparencia. El futuro de Perú depende de decisiones responsables y de una política que realmente escuche y represente a su gente.

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