Mujeres luchan por la paz en medio del caos en Israel y Gaza tras el ataque de Hamás

Mujeres luchan por la paz en medio del caos en Israel y Gaza tras el ataque de Hamás

Activistas palestinas e israelíes que lloran a los muertos de los dos lados explican cómo tratan de superar el muro de la violencia y recuperar la confianza perdida

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 30.09.2024

La situación en Israel y Gaza ha alcanzado nuevos niveles de desesperación y caos, especialmente después del ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, que dejó tras de sí una estela de muerte y destrucción. Sin embargo, en medio de esta tormenta bélica, surgen voces que claman por la paz, voces que son en su mayoría femeninas y que desafían las narrativas predominantes de violencia y conflicto. Entre ellas se encuentra Idit, una payasa disfrazada de policía que, a través de su humor y empatía, busca restaurar un poco de humanidad en un contexto desgarrador.


Idit es un símbolo de las mujeres que, a pesar del dolor y la pérdida, se han comprometido a luchar por la paz. En sus intervenciones públicas, ella no solo ofrece risas y corazones de papel a quienes las rodean, sino que también se convierte en un puente entre diferentes comunidades, recordando a todos que, más allá de las divisiones, hay un deseo compartido por la paz. Su personaje, Hashoteret Az-Oolay, se ha vuelto una figura habitual en manifestaciones y protestas, donde su presencia irradia un mensaje de amor y unidad, incluso en momentos de tensión.


La pérdida de Vivian Silver, una de las históricas luchadoras por la paz en la región, ha marcado un profundo impacto en el activismo femenino. Su asesinato el mismo día del ataque de Hamás resalta la fragilidad de los esfuerzos por la paz y la necesidad urgente de que las mujeres de ambas comunidades se unan. Silver había sido una de las fundadoras de Women Wage Peace, una organización que busca fomentar el diálogo y la cooperación entre israelíes y palestinos. La muerte de figuras como ella hace que muchos sientan que los puentes que se habían construido en el pasado están ahora en riesgo de derrumbarse.


A pesar de estas pérdidas, las mujeres como Kefaia Aiaite, que se identifica como una árabe musulmana nacida en Israel, continúan trabajando incansablemente para mantener los vínculos entre las comunidades. Aiaite, miembro de Women Wage Peace, sostiene que es crucial no cortar la conexión con los musulmanes de Gaza, ya que ambos pueblos comparten la misma tierra y, en muchos casos, lazos familiares. Su enfoque en la paz se basa en la empatía y la comprensión entre culturas, algo que considera esencial para construir un futuro en conjunto.


El activismo de proximidad de Aiaite se manifiesta en diversas iniciativas que buscan mejorar las condiciones de vida de su comunidad. Desde facilitar el acceso a servicios básicos hasta promover el entendimiento entre diferentes grupos, su trabajo es un ejemplo de cómo las mujeres pueden liderar el cambio desde las bases, a menudo en contraste con la inercia de las decisiones políticas que predominan en la cúpula de poder.


La situación no es menos compleja para las codirectoras de Combatientes por la Paz, Rana Salman y Eszter Koranyi, quienes enfrentan la difícil tarea de seguir promoviendo la colaboración entre israelíes y palestinos en medio de un clima de violencia creciente. Su organización, que ha evolucionado desde su fundación, busca ahora un enfoque inclusivo que abogue por la no violencia y la humanidad compartida. A pesar de las tensiones actuales, mantienen la esperanza en la posibilidad de un diálogo constructivo y en la importancia de mantener vivas las iniciativas por la paz.


Ambas activistas reconocen que el 7 de octubre marcó un punto de inflexión, un momento en que la confianza mutua se vio profundamente afectada. Sin embargo, están decididas a trabajar juntas para reconstruir esa confianza, a pesar del dolor que sienten por las pérdidas humanas de ambos lados del conflicto. La determinación de continuar su labor a pesar de las adversidades es un testimonio del espíritu resiliente de las mujeres que buscan la paz.


Idit, por su parte, refleja un enfoque diferente, uno que se basa más en acciones personales y en la cercanía con el dolor ajeno. A través de sus abrazos y gestos de compasión, intenta aliviar la pesada carga emocional que muchos llevan. Su experiencia tras el ataque la llevó a actuar rápidamente, brindando apoyo a quienes habían sido desplazados y afectados por la violencia. En su visión, cada pequeño acto de bondad cuenta y puede ser un paso hacia la sanación.


La historia de estas mujeres es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza puede brillar a través de los esfuerzos colectivos. Ellas están decididas a no dejar que el miedo y la violencia definan el futuro de la región. A pesar de las divisiones que parecen insalvables, saben que el diálogo y la empatía son las herramientas más poderosas en su arsenal, y están dispuestas a utilizarlas en la búsqueda de un entendimiento más profundo entre los pueblos.


En un momento en que el conflicto se intensifica y las políticas públicas parecen centrarse más en la defensa que en la reconciliación, estas mujeres representan una voz que no debe ser ignorada. Ellas son un faro de esperanza en un mar de incertidumbre, recordándonos que la paz no es simplemente la ausencia de guerra, sino la presencia activa de justicia, diálogo y humanidad. Su lucha es por un futuro en el que la risa y el amor puedan reemplazar el llanto y el odio, y es una lucha que merece ser vista y apoyada.

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