Escalada de tensiones entre Hizbolá e Israel podría desatar una nueva guerra

Escalada de tensiones entre Hizbolá e Israel podría desatar una nueva guerra

Por el momento se desconocen las víctimas de los hechos

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra 20.09.2024

La escalada de tensiones entre Hizbolá e Israel ha alcanzado un nuevo y alarmante pico tras el reciente ataque del grupo libanés, que lanzó 150 cohetes hacia el norte de Israel en un intento de responder a los bombardeos israelíes. Este ataque ha sido confirmado por el Ejército israelí, que señaló que, aunque algunos proyectiles fueron interceptados por sus sistemas de defensa aérea, otros lograron impactar en territorio israelí, provocando incendios en varias zonas.


Hizbolá, a través de su canal de televisión vinculado Al Manar, informó sobre sus operaciones militares, que incluyeron un misil guiado dirigido a una posición de soldados israelíes en Matla y el lanzamiento de cohetes tipo Katyusha contra la sede de una Brigada Blindada y la 36ª División en Al Aliqa. Este ataque se produce en un contexto de creciente hostilidad y violencia, donde ambos lados han reportado pérdidas, incluyendo la confirmación de la muerte de dos miembros de Hizbolá, cuyos decesos se atribuyen a los recientes ataques israelíes.


La situación ha llevado al Ejército israelí a instar a los civiles en el norte del país a minimizar sus desplazamientos y evitar concentraciones de personas, una medida que refleja la grave preocupación por la seguridad en la región. Esta advertencia se emitió poco después de que se levantaran restricciones de movilidad, lo que indica la inestabilidad y el constante riesgo de represalias.


En respuesta a los ataques de Hizbolá, Israel ha intensificado sus bombardeos en el sur de Líbano, apuntando a múltiples objetivos que se cree están asociados al grupo. Durante la tarde del jueves, las fuerzas israelíes llevaron a cabo uno de los ataques más significativos hasta la fecha, bombardeando cerca de un centenar de objetivos relacionados con Hizbolá, lo que sugiere que la estrategia militar israelí se ha vuelto más agresiva en un intento de contener la amenaza que representa el grupo paramilitar.


Hasán Nasralá, secretario general de Hizbolá, acusó a Israel de desatar una "masacre sin precedentes" y advirtió que el conflicto podría expandirse, lo que pone en peligro a civiles en ambos lados de la frontera. Nasralá también enfatizó que las explosiones de dispositivos de comunicación, atribuidas a Israel, causaron sorpresas en lugares donde se encontraban civiles, incluyendo hospitales y mercados, subrayando la naturaleza indiscriminada de los ataques.


El uso de dispositivos de comunicación por parte de Hizbolá ha sido objeto de controversia, ya que Nasralá afirmó que estos no solo pertenecen a miembros del grupo, sino que existen en múltiples estratos de la sociedad libanesa. Esto plantea preguntas sobre la responsabilidad civil y los riesgos que enfrentan los ciudadanos en medio de un conflicto que parece no tener fin.


Expertos en relaciones internacionales y seguridad regional advierten que el repunte de la violencia está llevando a una situación altamente volátil en Oriente Próximo, con el potencial de involucrar a otros actores regionales, incluyendo a Irán, que apoya a Hizbolá. Esta dinámica ha generado preocupación en la comunidad internacional, especialmente en Estados Unidos, que ha sido informado por Israel sobre los planes operativos con respecto a Líbano.


A medida que la situación se intensifica, la posibilidad de una guerra total se vuelve cada vez más plausible. El escenario actual no solo afecta a los combatientes, sino que también pone en peligro a miles de civiles que se encuentran atrapados en medio de un conflicto que parece estar más allá del control de las partes involucradas.


La comunidad internacional observa con preocupación, y las llamadas a la desescalada son cada vez más urgentes. Sin embargo, hasta el momento, parece que ambas partes están decididas a continuar con sus respectivos ataques, lo que plantea un futuro incierto y peligroso para la región.


En este complejo entramado de conflictos, la búsqueda de una solución pacífica se vuelve más crítica que nunca, pero también parece más distante. La historia reciente nos recuerda que la guerra no solo deja un saldo de destrucción, sino que también perpetúa ciclos de violencia que pueden durar generaciones. La región de Oriente Próximo, una vez más, se encuentra en un cruce de caminos, donde la paz y la guerra coexisten en un delicado equilibrio.

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