Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La oposición venezolana se prepara para una nueva jornada de protesta este jueves, bajo el lema “Gloria al bravo pueblo”, en una manifestación que se presume histórica contra el régimen de Nicolás Maduro. A medida que se acerca la fecha de la toma de posesión del presidente electo Edmundo González Urrutia, el clima de tensión y expectativa crece en el país sudamericano. La movilización, que será liderada por la figura emblemática de la oposición, María Corina Machado, tiene como objetivo desafiar al gobierno actual y exigir un cambio inmediato en la dirección del país. Machado, quien ha estado en la línea de fuego de la política venezolana, ha llamado a la población a salir a las calles, señalando que es un momento crucial para que los venezolanos manifiesten su rechazo al régimen que ha llevado al país a una crisis sin precedentes. La líder opositora no ha revelado los puntos de concentración por razones de seguridad, lo que sugiere que el ambiente es tenso y potencialmente peligroso para quienes decidan unirse a la protesta. Con más de ocho millones de venezolanos que han huido del país, Machado ha hecho un llamado a los migrantes a unirse a esta lucha, resaltando que la protesta no solo es para los que están dentro de las fronteras del país, sino también para aquellos que en el extranjero sienten el dolor de la situación actual. “Es momento de que todos los venezolanos, sin importar dónde se encuentren, se unan en este grito por la libertad”, expresó en una reciente rueda de prensa. La noche anterior a las protestas, el régimen de Maduro ha intensificado su despliegue policial y militar en las calles de Caracas, especialmente en el centro de la ciudad, donde se encuentran edificios gubernamentales clave como el Palacio de Miraflores. Con la excusa de un “plan de defensa”, cientos de agentes armados han tomado el control de las áreas más sensibles, lo que ha generado inquietud y temor entre los manifestantes. La memoria de las violentas represiones que siguieron a las protestas de julio pasado, que resultaron en la muerte de al menos 28 personas, continúa viva en la mente de muchos. La oposición y diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado un aumento en las detenciones de activistas y opositores en los días previos a la movilización, lo que evidencia un clima de temor y represión. En total, se han reportado más de 2.400 arrestos desde julio, lo que subraya la difícil situación que enfrentan aquellos que deciden alzar su voz contra el régimen. En ese contexto, la figura de Edmundo González Urrutia, quien busca reconocimiento internacional como presidente electo, se vuelve central. Desde su gira por varios países, donde ha presentado evidencias de su victoria electoral, González Urrutia ha transmitido un mensaje de determinación a sus seguidores, a pesar de las advertencias del régimen sobre posibles represalias legales si intenta regresar a Venezuela. “Voy a volver y asumir mi cargo”, ha declarado, enfatizando su compromiso con el país. Por su parte, el gobierno de Maduro ha descalificado y desestimado las pruebas presentadas por González Urrutia, acusándolo de querer desestabilizar el país. En un reciente acto, Maduro afirmó que los opositores están organizando un supuesto plan de golpe de Estado, una acusación que se ha convertido en un recurso común del régimen para justificar la represión. La situación en Venezuela es crítica y compleja, con una crisis humanitaria que ha llevado a millones a buscar mejores oportunidades en el extranjero. La pobreza, el hambre y la corrupción han sido factores determinantes en la migración masiva, y muchos esperan que las protestas de este jueves sean un punto de inflexión en la lucha por la libertad y la democracia. En este contexto, la jornada de protesta que se avecina no solo representa un desafío al régimen de Maduro, sino también una oportunidad para que los venezolanos se unan en un grito de esperanza y libertad. Con el trasfondo de un país dividido y una sociedad cansada de la opresión, el futuro de Venezuela pende de un hilo, y los próximos días serán cruciales para el rumbo que tomará la nación sudamericana.