Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El VIH y el SIDA han sido durante mucho tiempo objetos de malentendidos, lo que a menudo conduce a confusiones sobre sus implicaciones para la salud, especialmente en términos de fertilidad. Comprender cómo este virus afecta las capacidades reproductivas es crucial para quienes viven con VIH y sus parejas. El VIH, o virus de la inmunodeficiencia humana, es un virus que ataca el sistema inmunológico al dirigirse a las células CD4, que son vitales para combatir infecciones. Si no se trata, el VIH puede progresar a SIDA, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, lo que significa un sistema inmunológico gravemente debilitado. Si bien un diagnóstico de VIH indica la presencia del virus, no significa que la persona tenga SIDA a menos que su recuento de CD4 disminuya significativamente o desarrolle infecciones oportunistas. Las implicaciones de fertilidad para las personas con VIH son significativas y varían entre los géneros. En los hombres, la infección por VIH puede llevar a desequilibrios hormonales que afectan negativamente la morfología, motilidad y concentración de los espermatozoides. Infecciones oportunistas como la orquitis y la prostatitis pueden causar más daño a los órganos reproductivos, agravando los problemas de fertilidad. Además, los hombres con VIH pueden experimentar una disminución en la libido y un mayor riesgo de disfunción eréctil, con estudios que sugieren que alrededor del 60% de los hombres infectados enfrentan estas complicaciones. Para las mujeres, el impacto del VIH en la fertilidad también es preocupante. La investigación indica que las mujeres con VIH pueden experimentar una disminución del 26% en sus tasas de fertilidad. Esta reducción puede atribuirse a ciclos menstruales irregulares causados por alteraciones hormonales, que interfieren con la ovulación y la menstruación. Además, el riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), que puede llevar a cicatrices en las trompas de Falopio y dificultar la concepción, está elevado en mujeres VIH positivas. También hay evidencia de que el VIH puede acelerar el envejecimiento ovárico, lo que resulta en un inicio más temprano de la perimenopausia y una reserva ovárica disminuida. La terapia antirretroviral (TAR), aunque esencial para el manejo del VIH, también puede alterar las características tanto de los espermatozoides como de los óvulos, subrayando la necesidad de una planificación cuidadosa para las parejas que desean concebir. Afortunadamente, con la intervención médica adecuada, el riesgo de transmisión del VIH a los hijos puede reducirse a niveles casi insignificantes. Se alienta a las parejas a buscar asistencia y apoyo reproductivo para navegar por estas complejidades, especialmente en lo que respecta a la TAR y la concepción. A pesar de los desafíos que presenta el VIH, las parejas aún pueden buscar la paternidad con la orientación médica adecuada. Es vital que las personas VIH positivas comprendan los riesgos asociados con el embarazo, incluida la probabilidad de transmisión vertical, donde el virus se transmite de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia. Aunque el riesgo de transmisión es inferior al 2% cuando se toman precauciones, sigue siendo una consideración crítica para los futuros padres. Los síntomas de la infección temprana por VIH a menudo imitan los de enfermedades comunes, como los síntomas gripales, lo que dificulta la detección temprana. A medida que la enfermedad progresa a SIDA, los individuos pueden experimentar problemas de salud más graves, incluidas infecciones oportunistas, problemas neurológicos y pérdida de peso significativa. En conclusión, aunque vivir con VIH o SIDA presenta desafíos únicos para la fertilidad, enfoques informados y proactivos pueden ayudar a las parejas a navegar por estos obstáculos. Al buscar un apoyo integral en salud reproductiva y adherirse a los regímenes de tratamiento, las personas pueden mejorar su calidad de vida y fomentar la posibilidad de la paternidad. Comprender las sutilezas del VIH y sus efectos en la fertilidad no solo es vital para la salud personal, sino también para tomar decisiones informadas sobre la planificación familiar.