Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que nos acercamos a 2025, los expertos en salud están expresando preocupaciones significativas sobre una variedad de enfermedades que podrían representar serias amenazas para la salud global. Central a esta ansiedad está la enigmática "Enfermedad X", un término utilizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para describir un patógeno aún desconocido con el potencial de causar brotes generalizados o incluso una pandemia. El Dr. Michael Head, investigador principal en Salud Global en la Universidad de Southampton, destaca que el mundo sigue estando mal preparado para la aparición de tales enfermedades, trazando paralelismos con la respuesta global no anticipada ante la COVID-19. La Enfermedad X no es una enfermedad específica, sino que se refiere al potencial de una infección desconocida que podría propagarse rápidamente y con altas tasas de mortalidad. Informes recientes indican un brote preocupante en la República Democrática del Congo, donde se han documentado más de 400 casos de una enfermedad no diagnosticada, resultando en al menos 31 muertes, principalmente entre niños. Los síntomas asociados con este brote incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores corporales y tos, a menudo exacerbados por una grave desnutrición. Además de la Enfermedad X, un grupo de otras enfermedades está generando alarma entre los médicos para el próximo año. Entre ellas se encuentra el sarampión, que sigue siendo una grave infección transmitida por el aire que reclama más de 107,000 vidas a nivel mundial en 2023, afectando principalmente a niños menores de cinco años. Las tasas de vacunación han disminuido, con solo el 83% de los niños recibiendo su primera dosis en 2023 en comparación con el 86% en 2019. El Dr. Head advierte que son esenciales los esfuerzos de vacunación incrementados para prevenir brotes y posibles fatalidades. El cólera también presenta un desafío significativo para la salud global, particularmente con el cambio climático impulsando la migración forzada. Esta grave enfermedad diarreica, causada por alimentos o agua contaminados, continúa reclamando aproximadamente 143,000 vidas anualmente. Los países europeos han reportado pocos casos, principalmente vinculados a viajes; sin embargo, los expertos advierten que podría ocurrir un aumento en los casos de cólera si las condiciones empeoran. Las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el chikungunya, se espera que aumenten, particularmente en el sur de Europa, a medida que las condiciones climáticas se vuelven más propicias para las poblaciones de mosquitos. La fiebre del dengue, conocida por sus síntomas debilitantes, ya se presenta en millones de casos en todo el mundo cada año, mientras que el chikungunya ha surgido como una preocupación potencial tras un aumento en los casos en América del Sur. El virus del Nilo Occidental, aunque en gran medida pasa desapercibido por la mayoría de las personas infectadas, representa un riesgo de enfermedad grave en una minoría de casos. Con informes de infecciones humanas en varias naciones europeas, es necesaria la vigilancia para prevenir brotes. En cuanto a la COVID-19, el virus no ha desaparecido; continúa mutando, con nuevas variantes que presentan desafíos para las vacunas actuales. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido ha notado un preocupante aumento en los casos de COVID-19, enfatizando la necesidad de continuar con los esfuerzos de vacunación para mitigar el impacto del virus en la salud pública. La resistencia a los antimicrobianos sigue siendo una crisis creciente, con infecciones resistentes a los antibióticos en aumento, lo que lleva a tasas de mortalidad incrementadas. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido advierte que infecciones comunes podrían volverse intratables sin una acción urgente para abordar este problema. Igualmente preocupante es el resurgimiento de la tos ferina (pertussis) en el Reino Unido, con un brote significativo reportado recientemente, contribuyendo a las muertes de bebés. Las autoridades de salud subrayan la importancia de las vacunaciones, particularmente para las mujeres embarazadas, para proteger a los recién nacidos vulnerables. Por último, la sarna, una infestación causada por pequeños ácaros, está viendo un aumento en los casos, particularmente en entornos institucionales. Aunque no es mortal, la condición puede tener un profundo impacto en la calidad de vida, lo que requiere conciencia y tratamiento oportuno. A medida que miramos hacia el futuro, la convergencia de estas amenazas para la salud subraya la urgente necesidad de preparación global, iniciativas de salud pública y esfuerzos de vacunación incrementados. Las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 deben guiar nuestra respuesta a estos desafíos emergentes, ya que la salud de las generaciones futuras depende de nuestras acciones hoy.