Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el polvo se asienta tras el emocionante atletismo presenciado en los Juegos Paralímpicos de París 2024, la pregunta en muchas bocas es si este evento emblemático puede servir como un verdadero catalizador para el cambio en las percepciones sobre la discapacidad y la accesibilidad en la Ciudad de la Luz. Hace apenas tres meses, París estaba sumida en una agitación política, con la convocatoria anticipada de elecciones por parte del presidente Emmanuel Macron tras unas turbulentas elecciones europeas. Avancemos hasta el presente, y la atmósfera en la capital ha cambiado drásticamente, con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos encendiendo una ola de optimismo y alegría que no se había visto en los últimos meses. Para muchos parisinos, el fervor olímpico superó las expectativas, transformando el escepticismo en exuberancia mientras los estadios llenos y las zonas de aficionados vibrantes mostraban lo mejor que el deporte puede ofrecer. Sin embargo, a medida que se acercaban los Juegos Paralímpicos, persistía la incertidumbre sobre la participación del público y si la ciudad podría mantener el impulso establecido durante los Juegos Olímpicos. Valerie Pécresse, presidenta de la región de Île-de-France, expresó su compromiso de asegurar que los Juegos Paralímpicos fueran tan exitosos como sus predecesores, prometiendo una gestión eficiente del tráfico, servicios aumentados y transporte dedicado para las personas con discapacidades. A pesar de los desafíos de volver a involucrar a la audiencia local, los parisinos mostraron un considerable interés, con más de 1.75 millones de boletos vendidos antes de que comenzara el evento—el 92 por ciento a residentes franceses. Entre los entusiastas que deseaban participar estaban superfanáticos como Othamne Marhaben, quien articuló el sentimiento de muchos: “No estaba comprando boletos; estaba comprando recuerdos para toda la vida.” La ciudad, viva con la anticipación, se encontró una vez más unida por el espíritu de la competencia, evidencia de que el deporte puede trascender la discordia política que lo había plagado. Sin embargo, a pesar de toda la emoción, la asistencia a los Juegos Paralímpicos no igualó la de los Juegos Olímpicos, y algunos atribuyeron esta caída a una serie de factores, incluido el regreso al trabajo y a la escuela tras las vacaciones de verano. Los comentaristas señalaron la falta de visitantes internacionales y una cierta pereza en la atmósfera en comparación con los Juegos anteriores. El sentimiento local reflejaba un reconocimiento agridulce de que, si bien los eventos eran “magníficos” y “mágicos”, el entusiasmo estaba claramente atenuado. Las experiencias contrastantes destacaron una ironía; París celebró los logros de los atletas paralímpicos mientras lidiaba simultáneamente con los problemas de accesibilidad que afectan a muchas personas con discapacidades a diario. Con solo el 25 por ciento del sistema de metro accesible, las deficiencias infraestructurales de la ciudad quedaron al descubierto contra el telón de fondo de los Juegos. Los observadores señalaron que un cambio genuino en las actitudes sociales hacia la discapacidad requeriría más que un verano exitoso de deporte. Aún hay esperanza de que los Juegos Paralímpicos puedan forjar un legado duradero más allá de los estadios y arenas. Voces prominentes dentro de la comunidad han enfatizado la importancia de convertir la inspiración en un cambio tangible. El potencial de los Juegos para mejorar las percepciones de las personas con discapacidad y promover la inclusividad depende de la defensa continua y del compromiso con la accesibilidad. La promesa de Pécresse de mejorar la accesibilidad del transporte público surgió como una oportunidad crítica para reconfigurar el paisaje de París para las futuras generaciones, aunque el camino por delante está lleno de complejidades y consideraciones financieras. A medida que los Juegos Paralímpicos llegan a su fin, la dura realidad de la vida parisina se reanuda—los titulares políticos vuelven a surgir, y el impulso construido durante el verano no debe disiparse. La esperanza de que la visibilidad de los atletas y sus capacidades fomente una sociedad más inclusiva es palpable, aunque muchos permanecen cautelosos. ¿Se traducirán las emociones de este verano histórico en apoyo tangible y cambios para las personas con discapacidades? Solo el tiempo lo dirá. Los parisinos salen de la neblina celebratoria de los Juegos hacia una realidad donde las discusiones sobre el acceso y la inclusión deben ahora pasar del fondo al primer plano de la agenda de la ciudad. La promesa de una nueva era para las personas con discapacidad en París depende de un compromiso colectivo para asegurar que la magia de los Juegos Paralímpicos no sea solo un momento efímero, sino un paso decisivo hacia un futuro más inclusivo.