Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El reciente informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), titulado "Compara Carreras 2024", arroja luz sobre una realidad preocupante en el panorama educativo y laboral de México. A medida que los jóvenes continúan eligiendo sus carreras universitarias, persiste una desconexión alarmante entre sus decisiones educativas y las demandas del mercado laboral actual. Este desajuste se manifiesta claramente en la alarmante precariedad de ciertas profesiones, como la de educación, que se ubica entre las menos remuneradas, con un salario mensual promedio de solo 16,979 pesos, es decir, alrededor de 860 dólares. La orientación educativa, en particular, refleja cómo muchos jóvenes eligen su futuro académico sin un análisis crítico sobre las oportunidades y las tendencias laborales. En un país donde muchas personas viven al día, la falta de una evaluación exhaustiva de las opciones profesionales resulta en una elección de carreras que no necesariamente garantizan estabilidad económica o crecimiento. El IMCO señala que los estudiantes siguen optando por las mismas carreras populares de hace una década, ignorando las nuevas demandas del mercado. En contraste, las carreras mejor remuneradas, que incluyen Medicina, Economía, Ingeniería, Ciencias Computacionales y Bellas Artes, demuestran que existe una creciente demanda por habilidades técnicas y científicas. De hecho, el campo de la salud, por ejemplo, no solo sigue siendo esencial, sino que también está en constante evolución, lo que asegura su relevancia en el futuro. Las Bellas Artes, aunque sorprendentemente se encuentran entre las profesiones mejor pagadas, subrayan la necesidad de habilidades creativas en un mundo cada vez más automatizado. A nivel global, estudios como el de la agencia británica Nesta destacan la importancia del pensamiento creativo y el trabajo innovador, especialmente en un contexto donde la automatización redefine los puestos de trabajo tradicionales. Mientras tanto, las carreras que figuran entre las menos pagadas, como Trabajo Social, Idiomas Extranjeros, Criminología y Deportes, apuntan a una clara falta de valor en el mercado laboral mexicano. Vikas Pota, director de la Fundación Varkey, menciona que en países como Corea del Sur y Finlandia, los docentes son altamente valorados y bien remunerados debido a la formación profesional rigurosa que reciben. La situación en México, sin embargo, es muy diferente. La falta de apoyo y reconocimiento hacia los educadores se traduce en una educación que no empodera ni prepara adecuadamente a los futuros profesionales. Las carreras más populares en el país, como Administración de Empresas, Ingeniería Industrial y Derecho, continúan ocupando el mismo lugar que hace diez años, lo que indica una falta de adaptación a las nuevas realidades laborales. El informe "El Futuro del Trabajo" del Foro Económico Mundial resalta que las empresas globales adoptarán tecnologías avanzadas en los próximos cinco años, lo que requiere habilidades específicas que no están siendo desarrolladas a nivel local. Las capacidades como el análisis de datos, el pensamiento crítico y la inteligencia artificial se vuelven cruciales, y lamentablemente, muchas de estas habilidades se enseñan en las carreras mejor remuneradas. No obstante, esta falta de alineación no se debe únicamente a la resistencia de los jóvenes a explorar nuevas opciones. Es un síntoma de un problema estructural en el sistema educativo mexicano, donde los docentes carecen de los recursos, la formación y el respeto necesarios para guiar a los estudiantes hacia un futuro laboral más prometedor. La educación debe ser un motor de cambio y crecimiento, pero este motor está fallando en producir los resultados necesarios para un país que busca atraer inversión y desarrollo. Es urgente replantear el enfoque educativo en México, no solo para fomentar el interés en carreras que respondan a la evolución del mercado laboral, sino también para elevar el estatus de la docencia y las profesiones menos valoradas. La clave está en generar un entorno que valore el conocimiento y la capacitación, que incentive a los jóvenes a analizar y seleccionar sus trayectorias profesionales de forma más consciente y estratégica. Si bien el futuro de la educación y el trabajo en México se presenta como un desafío, también es una oportunidad. Con un enfoque renovado en la formación profesional, se puede construir un país más competitivo y preparado para enfrentar las exigencias de un mundo en constante cambio.