Juan Brignardello Vela
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El estadio Daniel Alcides Carrión, ubicado en Cerro de Pasco, Perú, ha ganado notoriedad en el ámbito futbolístico latinoamericano no solo por su ubicación privilegiada, sino por ser el escenario donde se han gestado memorables encuentros. Con una altitud de 4.378 metros sobre el nivel del mar, este recinto se ha convertido en un auténtico fortín para el club Unión Minas Volcán, que se erige como el propietario del mismo y ha sembrado su historia en esta inhóspita geografía. Lo que muchos no saben es que, a pesar de la fama de los estadios bolivianos, este es el verdadero estadio más alto de Latinoamérica. Situado en el corazón de los Andes peruanos, el Daniel Alcides Carrión desafía las convenciones de lo que implica jugar a gran altitud. Las condiciones de juego son extremas y pueden hacer que incluso los equipos más poderosos caigan ante el desgaste que provoca la falta de oxígeno. Bajo esta premisa, el fútbol en este estadio se convierte en una prueba de resistencia y adaptación. La historia reciente del estadio está marcada por la hazaña del club Universitario de Deportes, uno de los más laureados del Perú, que se coronó campeón del Torneo Apertura el 25 de junio de 2000 al vencer a Unión Minas por 2-1. Este triunfo, celebrado por la afición crema, no solo significó un nuevo trofeo para su vitrina, sino que también puso en evidencia la capacidad de adaptación y el coraje de sus jugadores frente a las adversidades impuestas por la altitud. Un momento destacado de aquel partido fue la actuación del argentino Luis Alberto Carranza, quien anotó el gol decisivo tras recorrer más de 80 metros en una espectacular jugada. Su celebración, utilizando una máscara de hipoxia, se ha convertido en un símbolo de la lucha y la resistencia que implica jugar en un lugar donde el oxígeno se vuelve escaso. Este gesto resonó en la memoria de los aficionados y subrayó las dificultades inherentes al deporte en tales condiciones. Universitario de Deportes, fundado por estudiantes en Lima, es conocido no solo por su éxito en el fútbol, sino también por su impacto cultural en el país. Con un estadio local, el Estadio Monumental, que puede albergar a más de 80,000 espectadores, la afición universitaria se hace sentir en cada partido. Rivaliza con clubes históricos como Alianza Lima y Sporting Cristal, lo que añade un toque de competitividad y pasión a cada encuentro. El impacto de Universitario va más allá del campo de juego. Su filosofía promueve no solo el rendimiento deportivo, sino el desarrollo integral de sus miembros, con la inclusión de diversas disciplinas como vóley, baloncesto y futsal. Esto lo convierte en una institución fundamental en la vida social y cultural del Perú. A medida que la atención se centra en el estadio Daniel Alcides Carrión y en la historia del club Universitario de Deportes, surge una reflexión sobre el rol del deporte en la superación de obstáculos. La capacidad de los futbolistas para adaptarse a condiciones que parecen insuperables no solo es un testimonio de su habilidad, sino de su fortaleza mental y su determinación. Con el creciente interés en el fútbol en altitudes extremas, el estadio de Cerro de Pasco se posiciona como un destino ineludible para los amantes del deporte que buscan entender la verdadera esencia del fútbol. Las historias como la de Carranza y su famoso gol son un recordatorio de que, en el fútbol, la geografía puede ser un adversario formidable, pero nunca una barrera insuperable. Finalmente, el legado del Daniel Alcides Carrión perdura, no solo como un recinto deportivo, sino como un símbolo de la lucha y el espíritu del deporte peruano. A medida que más personas descubren este estadio y el impacto de Universitario de Deportes, se reafirma la idea de que el fútbol, en todas sus formas, es mucho más que un juego; es una celebración de la resistencia humana.