Día Dos Emocionante en el Abierto de EE. UU.: Sorpresas, Rivalidades y Resiliencia Roban el Espectáculo.

El segundo día del Abierto de EE. UU. 2024 ofreció una emocionante acción tenística, marcada por historias notables y resultados inesperados. En un día que destacó el espíritu perdurable de la competencia, surgieron dos narrativas clave: la continuación de la apasionante rivalidad entre Jasmine Paolini y Bianca Andreescu, y las dificultades de Stefanos Tsitsipas en Nueva York. El primer partido que captó la atención fue el que enfrentó a la china Zhang Shuai y a la estadounidense Ashlyn Krueger. El encuentro fue apodado "el derby de las rachas perdedoras", ya que Zhang llegó al partido con una impresionante racha de 22 derrotas consecutivas, mientras que Krueger no había ganado ninguno de sus seis partidos en el cuadro principal de un Grand Slam. En un giro dramático de los acontecimientos, Krueger triunfó después de ser inicialmente abrumada, recuperándose de un primer set 6-0 para ganar el partido 0-6, 6-1, 7-5. Esta victoria no solo marcó un hito personal para Krueger, sino que también profundizó las penas de Zhang, quien ahora enfrenta una desalentadora racha de 23 derrotas consecutivas, estableciendo un nuevo récord en la WTA y superando el récord de la ATP que poseía Vince Spadea. La última victoria de Zhang fue en enero de 2023, y a pesar de sus esfuerzos por recuperar su forma durante una pausa de seis meses, ha luchado por recuperar su competitividad. A medida que caía la noche, los aficionados disfrutaron de un partido muy disputado entre Paolini y Andreescu, que ejemplificó la alta tensión de su creciente rivalidad. Paolini se llevó la victoria en una batalla ardua que duró casi tres horas, con un marcador final de 6-7(5), 6-2, 6-4. Este partido marcó su tercer encuentro consecutivo en un Grand Slam en 2024, con Paolini ahora liderando 3-0 a Andreescu este año. Ambas jugadoras mostraron una notable resiliencia, con el poderoso revés de Paolini en un momento crucial como un destacado del partido. A pesar de su derrota, el talento de Andreescu fue evidente; sin embargo, los problemas de lesiones la afectaron una vez más, obligándola a pedir asistencia médica durante el partido. Desde su sorprendente victoria en el Abierto de EE. UU. de 2019, Andreescu ha enfrentado una serie de contratiempos físicos, lo que ha llevado a su lucha continua por mantener la forma que una vez la convirtió en campeona de Grand Slam. En otra cancha, Stefanos Tsitsipas continuó lidiando con sus demonios en Nueva York, sufriendo una eliminación en primera ronda a manos del australiano Thanasi Kokkinakis. A pesar de haber logrado un gran éxito en otros Grand Slams, Tsitsipas ha luchado por encontrar su ritmo en Nueva York, marcando su séptimo fracaso consecutivo para llegar a la segunda semana del torneo. Después del partido, expresó su preocupación por su rendimiento en declive y la pérdida de pasión que una vez alimentó su juego. Reflexionando sobre su estado actual, Tsitsipas reconoció que su hambre de éxito ha disminuido y se encuentra en una encrucijada, con la aparición de una nueva generación de jugadores que hace que la competencia sea aún más feroz. En medio de estas narrativas, el argentino Mariano Navone registró un logro notable al asegurar su primera victoria en el nivel del Tour en una superficie distinta a la tierra batida, un hecho raro mientras ascendía en el ranking sin victorias previas en canchas duras o de césped. Su próximo partido contra el británico Dan Evans será una prueba de su capacidad para expandir su éxito más allá de su superficie favorita. A medida que se desarrolla el Abierto de EE. UU., queda claro que el torneo no se trata solo de victorias y derrotas; también es un escenario para historias personales, resiliencia y la búsqueda incansable de la excelencia que define el deporte del tenis. Cada partido añade otro capítulo a las historias de estos jugadores, prometiendo encuentros más apasionantes a medida que avanza el torneo.