Colombia enfrenta desafíos económicos mientras mantiene calificaciones crediticias estables

Colombia enfrenta desafíos económicos mientras mantiene calificaciones crediticias estables

Colombia mantiene su calificación crediticia, pero agencias muestran preocupación por el endeudamiento y el bajo crecimiento. La inversión sigue en riesgo.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En un contexto económico complicado, Colombia ha conseguido, hasta ahora, evitar una rebaja en su nota crediticia por parte de las grandes agencias de calificación, Standard & Poor's, Moody's y Fitch, durante el mandato del presidente Gustavo Petro. Las evaluaciones actuales siguen reflejando una situación de "satisfacción" en términos generales, con calificaciones de BB+, Baa2 y BB+ respectivamente. Sin embargo, la percepción de las agencias ha comenzado a mostrar signos de preocupación, especialmente con el cambio en la perspectiva de Moody's y Fitch de "estable" a "negativa". Este cambio responde a la creciente inquietud por el alto endeudamiento del país, el débil crecimiento económico y las dificultades para cumplir con el marco fiscal. El impacto de las calificaciones crediticias es crucial para los flujos monetarios internacionales, ya que guían a los inversores en sus decisiones sobre a quién prestar o invertir. Una calificación de alto nivel, como la triple A, puede significar tasas de interés bajas y una alta confianza en el pago. En contraste, Colombia navega en un espacio intermedio que implica riesgos moderados y un panorama incierto para el futuro, lo que podría complicar su capacidad para atraer inversión extranjera. José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda, expresó su preocupación por la falta de progreso hacia la recuperación del grado de inversión, que es fundamental para que muchos fondos de inversión puedan destinar recursos a países como Colombia. Esta calificación actúa como un umbral que permite a los inversores evaluar el riesgo asociado. La caída por debajo de este nivel implica una mayor especulación y, por ende, tasas de interés más altas, lo que a su vez incrementa el costo del financiamiento. La prima de riesgo, que se mide en puntos básicos, es otro indicador crítico que refleja la percepción del riesgo en las inversiones. A medida que los inversionistas consideran más riesgosa la deuda colombiana, exigen mayores rendimientos como compensación. Esto ha llevado a que cualquier necesidad de financiamiento se traduzca en tasas de interés más altas, lo que a su vez se convierte en un círculo vicioso que afecta la sostenibilidad de la deuda. El contexto actual también recuerda la historia reciente de Colombia, marcada por rebajas en las calificaciones durante la administración anterior. En 2021, las decisiones de Standard & Poor's y Fitch de rebajar la nota de Colombia fueron un duro golpe que evidenció la fragilidad de la confianza de los acreedores en la economía del país, tras una fuerte ola de endeudamiento para mitigar los efectos de la pandemia. A pesar de la permanencia de las calificaciones actuales, la situación económica sigue siendo precaria, y los datos recientes sobre el crecimiento del PIB han generado tanto escepticismo como optimismo. Si bien el PIB creció un 4,1% en el segundo trimestre, impulsado principalmente por la construcción, los analistas advierten que esto no es indicativo de una recuperación a largo plazo, sino más bien un efecto temporal que no se traduce en un clima de inversión favorable. La incertidumbre también proviene de la política fiscal y las reformas implementadas. Aunque se ha logrado reducir el déficit fiscal, las proyecciones para el futuro sugieren un aumento del mismo, lo cual podría poner en riesgo la calificación crediticia. Desde el sector empresarial, se pide un enfoque más proactivo para generar confianza y atraer inversiones que son esenciales para el crecimiento sostenible del país. Las agencias de calificación también han observado que Colombia ha mejorado su déficit en cuenta corriente, lo que es un signo positivo para los inversionistas. Sin embargo, la realidad es que la inversión en el país ha disminuido de manera significativa en los últimos años, lo que plantea serios desafíos para la economía colombiana. Con un panorama global que cambia rápidamente, es fundamental que el gobierno de Petro adopte medidas que revitalicen la inversión y fortalezcan la confianza de los mercados. El desafío será establecer un equilibrio entre la necesidad de implementar políticas fiscales responsables y la urgencia de estimular la economía en un contexto de incertidumbre. Las decisiones que tome el gobierno en los próximos meses serán cruciales para determinar no solo la calificación crediticia de Colombia, sino también el futuro de su economía y su capacidad para enfrentar los retos que se avecinan. La capacidad de Colombia para mantenerse alejada de una rebaja en su nota crediticia dependerá de su habilidad para abordar estos desafíos económicos de manera eficiente y efectiva, asegurando que las reformas necesarias sean implementadas sin comprometer la estabilidad fiscal. A medida que el país avanza en esta coyuntura, la atención estará centrada en cómo el gobierno maneja las expectativas tanto internas como externas y si puede revertir la caída en la inversión que ha marcado la economía en los últimos años.

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