Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente publicación de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) ha arrojado luz sobre las regalías que las empresas del sector hidrocarburos han pagado al Estado en el primer semestre de 2024. Un total de US$579.44 millones ha sido abonado por estas compañías, lo que representa un descenso significativo del 11,8% en comparación con los US$656.71 millones registrados en el mismo periodo del año anterior. Esta disminución en los ingresos por regalías plantea interrogantes sobre el desempeño del sector y su impacto en la economía nacional. El mes de junio de 2024 muestra un panorama algo más positivo, ya que las empresas pagaron US$100.87 millones en regalías, lo que implica un leve aumento del 0,4% respecto a los US$100.44 millones del mismo mes en 2023. Sin embargo, al comparar esta cifra con lo reportado en junio de 2022, que alcanzó los US$173.47 millones, se evidencia una caída considerable que podría reflejar problemas estructurales o coyunturales en la industria. La SNMPE ha desglosado los pagos de junio de 2024, indicando que US$47.93 millones provinieron de la explotación de gas natural, mientras que US$21.10 millones corresponden a regalías por petróleo. Adicionalmente, US$31.84 millones fueron generados por la producción de líquidos de gas natural. Estos números sugieren que, aunque hay un repunte en el corto plazo, la tendencia a largo plazo podría no ser tan alentadora. El descenso en las regalías también puede verse como un reflejo del contexto más amplio en el sector hidrocarburos, que ha enfrentado varios retos, desde fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo hasta cambios en la regulación y la inversión en recursos energéticos alternativos. Las empresas, en su mayoría, están lidiando con la presión de costos crecientes y, al mismo tiempo, deben adaptarse a un entorno de creciente demanda por energías más sostenibles. Los analistas del sector advierten que la caída en los pagos de regalías podría tener repercusiones significativas en el financiamiento de proyectos estatales y en la capacidad del gobierno para invertir en infraestructura y servicios públicos. En un momento en que la economía global está en constante cambio, la dependencia de ingresos provenientes del sector hidrocarburos puede resultar problemática si no se diversifica la base económica del país. A esto se suma el contexto de la propuesta de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) para reducir el número de candidatos en las próximas elecciones, un tema que ha cobrado relevancia en el debate público. La estabilidad política y un marco regulatorio predecible son factores clave para atraer inversiones en el sector energético, así como para garantizar que las regalías se mantengan a niveles que beneficien al Estado. Adicionalmente, es fundamental que el Estado y las empresas del sector hidrocarburos encuentren un terreno común que permita maximizar los beneficios por regalías sin comprometer la sostenibilidad ambiental. En este sentido, la innovación tecnológica y el uso de prácticas más limpias en la producción de hidrocarburos pueden ser un camino viable para mejorar tanto los ingresos del Estado como la reputación de las empresas. El anuncio del Grupo ON sobre su acuerdo para la venta de Win a Linzor Capital Partners también resalta el dinamismo del sector, aunque en un contexto donde las regalías están disminuyendo. Esto puede interpretarse como un intento por parte de las empresas de consolidarse y adaptarse a las nuevas realidades del mercado energético, que demanda una mayor eficiencia y responsabilidad ambiental. En conclusión, aunque el sector hidrocarburos ha mostrado un ligero repunte en junio de 2024, la caída en los ingresos por regalías en el primer semestre del año y su comparación con años anteriores son motivo de preocupación. Es necesario que tanto el gobierno como las empresas del sector trabajen en conjunto para asegurar no solo la estabilidad económica, sino también el desarrollo sostenible del país en un contexto global cada vez más competitivo y exigente.