Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el contexto actual del Perú, se observa un renovado optimismo en las proyecciones económicas, aunque con matices de cautela. Según un reciente análisis de Apoyo Consultoría, se vislumbran señales de un incremento en la importación de maquinarias y equipos, lo que podría interpretarse como un indicativo de recuperación en sectores productivos. Este crecimiento en las importaciones de bienes de capital, que en febrero alcanzaron la cifra de US$ 100 millones, marca el inicio de una tendencia ascendente que podría tener repercusiones positivas para la economía nacional. Sin embargo, desde Scotiabank se advierte que es prematuro cantar victoria. A pesar de los datos alentadores, persisten incertidumbres que podrían afectar la sostenibilidad de esta recuperación. La economía peruana ha lidiado con desafíos significativos en los últimos años y, aunque el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha declarado que el país ya ha salido de la recesión, los analistas sugieren que se debe mantener la cautela y seguir monitoreando los indicadores económicos de cerca. El panorama económico se complementa con las acciones que la Comisión de Economía está impulsando para fomentar la inversión privada. Las autoridades han manifestado su compromiso con la aprobación de proyectos que busquen incentivar el flujo de capitales hacia sectores estratégicos. Estas iniciativas son cruciales, considerando que la inversión privada ha sido un motor fundamental para el crecimiento económico y la generación de empleo en el país. En un contexto diferente, pero igualmente relevante, se rememoran decisiones regulatorias que han marcado la pauta en el sistema financiero peruano. Hace 10 años, el 20 de agosto de 2014, se notificaba un proyecto de la Superintendencia de Banca, que buscaba fiscalizar las transferencias en bancos superiores a los US$ 1,000. La medida tenía como objetivo intensificar la lucha contra el lavado de dinero, obligando a las entidades financieras a verificar la identificación de quienes envían y reciben dinero, así como a registrar operaciones superiores a US$ 10,000 durante una década. Cinco años después, el 20 de agosto de 2019, se introdujeron cambios en la normativa de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). La nueva regulación dificultaba el proceso de desafiliación para aquellos que decidieron trasladarse a la Oficina de Normalización Previsional (ONP) luego de retirar el 95.5% de sus fondos o el 25% para créditos hipotecarios. Este cambio generó un debate sobre la sostenibilidad de los sistemas de pensiones en el país, ya que afectó a más de 160,000 desafiliados bajo la norma anterior. De esta manera, se observa un patrón en el que, a pesar de las reformas y los avances, los peruanos se encuentran ante un entorno económico en constante evolución. Las decisiones del gobierno y de las entidades reguladoras tienen un impacto directo en la confianza de los ciudadanos en el sistema financiero y en la economía en general. La situación actual invita a reflexionar sobre la importancia de mantener un equilibrio entre la regulación y la promoción de un ambiente favorable para la inversión. Sin un marco regulatorio adecuado, es difícil garantizar la estabilidad económica a largo plazo. Por otro lado, un exceso de regulación podría sofocar la iniciativa privada y la innovación, elementos clave para el crecimiento sostenido de la economía. En conclusión, el Perú atraviesa un momento crucial en su desarrollo económico. Las señales de mejoría en las importaciones de maquinarias y el compromiso por parte de las autoridades para estimular la inversión son alentadoras. Sin embargo, es fundamental permanecer alerta ante los desafíos que aún persisten y trabajar de manera conjunta para fomentar un entorno económico robusto y sostenible. La historia reciente nos recuerda que los cambios en las políticas, aunque necesarios, pueden tener efectos imprevistos que requieren de un análisis cuidadoso y un enfoque adaptativo.