Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La economía chilena ha enfrentado un revés significativo en el segundo trimestre del año, marcando una contracción del Producto Bruto Interno (PBI) del 0.6% en comparación con los tres meses anteriores. Este descenso se produce por primera vez en un año y se alinea con las expectativas del mercado, que había proyectado una caída en la actividad económica. Aunque en términos anuales la economía chilena sigue mostrando una expansión del 1.6%, esta cifra refleja un contexto de vulnerabilidad, especialmente ante un notable descenso en la inversión. El informe del Banco Central de Chile, que dio a conocer estos datos el lunes, señala que el crecimiento anual se situó por debajo del 3.5% alcanzado en el primer trimestre. A pesar de este tropiezo, los analistas se mantienen cautelosos, reconociendo que el resultado se inscribe dentro de lo anticipado por el mercado. Sin embargo, el impacto de la caída de la inversión es evidente y está generando preocupaciones sobre la sostenibilidad del crecimiento futuro. En un intento por hacer frente a estas presiones, el Banco Central decidió interrumpir el ciclo de flexibilización monetaria que había mantenido en los últimos meses. Las autoridades monetarias han identificado la inflación a corto plazo como un factor inquietante que debe ser ponderado frente a la desaceleración de la recuperación económica. Este contexto ha llevado a los operadores a especular sobre la posibilidad de nuevos recortes en las tasas de interés, con expectativas de dos ajustes adicionales de un cuarto de punto porcentual antes de finalizar el año. El gobierno chileno también ha hecho ajustes en sus proyecciones de crecimiento, bajando su expectativa del 2.7% al 2.6% para este año. En paralelo, los economistas consultados por el Banco Central han revisado sus expectativas a la baja, anticipando un crecimiento del 2.3%, lo que refleja un clima de incertidumbre y la necesidad de replantear estrategias para estimular la economía. La situación se complica aún más con la debilidad en el mercado laboral y las altas tasas de interés a largo plazo, que están limitando la capacidad de gasto tanto de consumidores como de empresas. Se observa una disminución del 1.4% en la demanda interna, impulsada por una caída del 8.7% en la inversión, lo que plantea un desafío adicional para las autoridades económicas. El sector minero, vital para la economía chilena, no ha sido ajeno a estos problemas. La estatal Codelco reportó una caída en la producción durante el primer semestre, debido a interrupciones en las operaciones mineras y retrasos en proyectos de expansión que han sufrido por años de falta de inversión. Este contexto se agrava con la reciente disminución del precio del cobre, que ha pasado de más de US$ 5 por libra en mayo a poco más de US$ 4 actualmente, lo que afecta directamente la rentabilidad y la inversión del sector. A pesar de estos desafíos, hay motivos para el optimismo. Se espera que la flexibilización monetaria y un eventual aumento en las inversiones a gran escala, especialmente en el sector minero, puedan ofrecer un impulso a la actividad económica. El Banco Central ha señalado que la actividad minera, así como la generación eléctrica, el comercio y el transporte, han mostrado un ligero crecimiento, lo que podría ser indicativo de una recuperación gradual. El desempeño de la industria manufacturera también ha tenido algunos aspectos positivos, con un aumento del 0.6%, impulsado por la producción de químicos, petróleo, caucho y plástico, así como de celulosa y papel. El sector de la construcción ha mostrado un incremento del 1.5%, destacando en obras de ingeniería, lo que sugiere que algunas áreas de la economía están resistiendo mejor que otras. La situación actual de la economía chilena es un reflejo de los retos que enfrentan no solo el país, sino también la región en su conjunto. Después de experimentar un auge significativo tras la pandemia, con un crecimiento histórico del 11.7% en 2021, el país se encuentra ahora en una encrucijada. La recuperación de la contracción prevista para el cierre de 2023, donde se estima un crecimiento de apenas un 0.2%, dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno y las autoridades económicas para implementar estrategias que estimulen la inversión y la confianza en el mercado. El Gobierno ha tomado medidas al crear un "Gabinete de crecimiento económico", que busca acelerar proyectos de inversión y fortalecer sectores clave como la minería y la construcción. Este esfuerzo, si bien es un paso en la dirección correcta, requerirá un enfoque coordinado y sostenido para abordar las raíces de la desaceleración y garantizar que la economía chilena pueda recuperarse de manera robusta y sostenible en los próximos años.