Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un clima donde las discusiones sobre inmigración e identidad a menudo evocan opiniones polarizadas, la historia del Sr. Wahab se erige como un recordatorio conmovedor de las complejidades que enfrentan los hijos de refugiados. El Sr. Wahab, quien recientemente ha abrazado su identidad como hijo de refugiados afganos, reflexiona sobre un viaje que lo ha llevado a transformarse de un niño que se sintió obligado a ocultar su herencia a convertirse en un orgulloso defensor de su comunidad. Creciendo en la estela del 11 de septiembre, el Sr. Wahab experimentó de primera mano la hostilidad dirigida hacia las personas de color. Sus padres, buscando proteger a sus hijos de las percepciones negativas asociadas con ser refugiados, les animaron a minimizar su verdadera identidad. “Solíamos decir que éramos pakistaníes o turcos en lugar de decir que éramos afganos”, compartió, subrayando la presión para conformarse en una sociedad plagada de prejuicios. Este secreto, admite, le pesó mucho, creando una disonancia entre su origen y la imagen que proyectaba al mundo. No fue hasta el año pasado que el Sr. Wahab reconoció públicamente sus raíces. El catalizador para esta revelación llegó al observar un aumento en el odio en línea dirigido hacia minorías y refugiados. “Vi que el odio hacia las personas de color y los refugiados se estaba volviendo tan grave, que pensé que debía compartir mi historia y que la persona que lleva esta cuenta es en realidad un hijo de refugiados”, explicó. Su página de Instagram, lanzada en 2019, ganó impulso, especialmente durante 2020, lo que le permitió conectar con otros que comparten experiencias similares. A pesar de los desafíos que enfrentó al crecer, el Sr. Wahab se apresura a señalar que su familia trabajó incansablemente para labrarse una vida llena de oportunidades. Después de obtener el estatus británico en 2007, sus padres le inculcaron la importancia del trabajo duro y la resiliencia. “Estoy bastante orgulloso de ello”, declara, refiriéndose a su herencia, mientras busca remodelar la narrativa sobre los refugiados. Argumenta que son “simplemente personas normales, no una amenaza para nadie”, y enfatiza sus contribuciones a la sociedad como contribuyentes y miembros de la comunidad. Mirando hacia el futuro, el Sr. Wahab no solo se centra en su viaje personal, sino también en las implicaciones más amplias de la representación en la política. “Sí quiero ser diputado”, afirma, creyendo que el verdadero cambio solo puede llevarse a cabo a través del Parlamento. Sus aspiraciones señalan un compromiso de abogar por políticas que apoyen a inmigrantes y minorías, con el objetivo de fomentar una sociedad más inclusiva. A medida que el Sr. Wahab continúa navegando su identidad y ambiciones, su historia resuena con muchos que también han sentido el peso del prejuicio social. Su valentía para abrazar su pasado sirve como inspiración, recordándonos que las voces de los refugiados y sus descendientes son esenciales para dar forma a un futuro diverso y equitativo. En un mundo que aún lucha contra el racismo y la xenofobia, el Sr. Wahab encarna la esperanza que proviene de la comprensión, la aceptación y el orgullo por la propia herencia.