Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente decisión de la agencia de calificación Fitch de rebajar la calificación crediticia de Israel a "A" desde "A+" ha suscitado preocupaciones sobre la solidez económica del país en medio de un prolongado conflicto bélico. Esta medida, anunciada la noche del lunes, se atribuye a la intensificación de la guerra en Gaza y a un entorno geopolítico cada vez más incierto. Para el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, esta rebaja era una consecuencia lógica de la situación actual, describiendo el conflicto como "la guerra existencial más larga y más cara de la historia" del país. Smotrich, conocido por sus posturas ultraderechistas, enfatizó que la guerra se desarrolla en múltiples frentes y que su duración ha generado un impacto significativo en la economía. Según el ministro, la rebaja de Fitch refleja los riesgos inherentes a un conflicto que ha dejado un saldo devastador, con cerca de 40,000 muertos en Gaza, incluidos muchos civiles. En respuesta a la situación, la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, intentó calmar los ánimos afirmando que la economía israelí sigue siendo sólida y estable. El análisis de Fitch señala que las proyecciones para 2024 son alarmantes, con un déficit presupuestario que podría alcanzar el 7.8% del Producto Bruto Interno (PBI). Esta cifra es preocupante, especialmente en un contexto donde la deuda estatal se prevé que permanezca por encima del 70% del PBI a medio plazo. La agencia también advirtió que los indicadores de gobernanza podrían deteriorarse, afectando aún más el perfil crediticio de Israel. En medio de este panorama desalentador, Smotrich afirmó que el Gobierno se comprometería a aprobar un presupuesto responsable para 2025, destinado a atender las necesidades derivadas del conflicto. El ministro se mostró optimista, sugiriendo que la calificación crediticia de Israel podría recuperarse rápidamente una vez que la guerra llegue a su fin, un pronóstico que puede parecer incierto ante la prolongada violencia. La rebaja de Fitch no es un fenómeno aislado. En febrero, Moody's ya había tomado un paso similar, reduciendo la calificación de solvencia de la economía israelí a "A2" con una perspectiva negativa. Esta fue la primera vez en la historia de la agencia que se tomó tal decisión, lo que refleja la gravedad de la situación. Además, en abril, S&P Global también decidió rebajar la calificación de Israel, citando el ataque con drones y misiles de Irán como un factor determinante. Los analistas económicos han manifestado su preocupación por el impacto que el conflicto, que ya supera los diez meses, tendrá en la economía en el futuro inmediato. S&P Global estimó que el déficit del gobierno podría ampliarse hasta un 8% del PBI en 2024, a medida que el gasto en defensa se incrementa. Esta situación sugiere que el conflicto no solo está afectando la estabilidad política, sino que también está dejando cicatrices profundas en la economía israelí. La guerra entre Israel y Hamás, junto con las tensiones con Hizbulá, no parece tener un fin a la vista. Las proyecciones apuntan a que estas confrontaciones continuarán, lo que podría agravar aún más la situación económica del país. Los informes sobre la crisis humanitaria en Gaza, que han sido objeto de condenas internacionales, también influyen en las percepciones sobre la gobernabilidad y el estado de derecho en Israel. El contexto actual levanta interrogantes sobre la capacidad del Gobierno israelí para gestionar tanto la guerra como sus implicaciones económicas. En un entorno donde la violencia y la inestabilidad son la norma, la confianza en la economía puede verse erosionada, lo que a su vez podría limitar la inversión extranjera y el crecimiento económico. A medida que la situación avanza, será crucial observar cómo el Gobierno israelí aborda estos desafíos. La forma en que se manejen tanto la guerra como la economía en los próximos meses determinará no solo el futuro inmediato del país, sino también su posición en el escenario internacional. En un mundo donde los mercados financieros reaccionan rápidamente a los cambios geopolíticos, la capacidad de Israel para recuperar su calificación crediticia dependerá de su destreza en la resolución del conflicto y en la gestión de su economía en tiempos turbulentos.