Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La historia de Stéfano Peschiera se remonta a hace 16 años, cuando una foto suya adornaba la portada de El Comercio, en medio de un fervor por la selección peruana de Vela Optimist. Era el 8 de febrero de 2008 y el joven velerista, con tan solo 13 años, ya mostraba destellos de talento y ambición en un deporte que, lamentablemente, ha estado a menudo relegado en la atención mediática del país. Aquel día, su sonrisa y energía prometían un futuro brillante en el mundo de la vela. En esa primera aparición, Stéfano era descrito como un competidor decidido, el “segundo mejor clasificado” que había perdido el título nacional el año anterior. A pesar de este revés, su determinación era palpable. "Ahora va por su primer campeonato", se leía en las páginas de la sección deportiva, un comentario que reflejaba no solo su deseo de triunfar, sino también el apoyo inquebrantable que recibía de su familia y su entorno, incluido su padre, Pablo Peschiera. El momento culminante de su primera gran competencia llegó con el Sudamericano de Paracas, donde Stéfano, junto a su equipo, logró revalidar el título para Perú. En una escena emotiva, tras cruzar la meta, se fundió en un abrazo con sus compañeros, proclamando con alegría: "Lo logramos". Este triunfo no solo era un reflejo de su esfuerzo, sino también una señal de que la vela peruana podía brillar en el ámbito internacional. Desde aquellos días, la trayectoria de Stéfano ha estado marcada por altibajos, un aspecto intrínseco a cualquier carrera deportiva. Con frecuencia, el deporte en el que se ha destacado ha quedado ensombrecido por otros eventos mediáticos, dejando a los veleristas como él en un segundo plano. La pasión por el fútbol y otras disciplinas ha eclipsado el esfuerzo y dedicación de atletas como Peschiera, quienes han tenido que navegar en aguas turbulentas, buscando reconocimiento y apoyo. Sin embargo, el reciente éxito de Stéfano en París ha cambiado el escenario. Después de 32 años, el velerista logró una medalla olímpica, un hito que no solo lo catapulta al podio internacional, sino que también coloca a la vela peruana en el centro de atención. En un mundo donde la visibilidad puede transformar vidas y carreras, este logro representa una victoria no solo personal, sino colectiva para todos aquellos que han creído en el potencial de este deporte en el país. La trayectoria de Peschiera puede servir de inspiración para futuras generaciones de veleristas. Su historia nos recuerda que los sueños son alcanzables, incluso en un contexto donde el apoyo y la visibilidad son limitados. Su determinación refuerza la idea de que la pasión y el compromiso pueden llevar a resultados extraordinarios, tal como lo predijo en 2008 cuando afirmó: "Vamos a ser deportistas olímpicos, ya verán". Más allá de las victorias, el viaje de Stéfano es una lección sobre la resiliencia y la importancia del trabajo en equipo. El apoyo incondicional de su familia, amigos y compañeros ha sido fundamental en su camino hacia el éxito. Esta medalla olímpica es un testimonio de su dedicación, pero también un reflejo del esfuerzo conjunto de un equipo que nunca dejó de creer en sus capacidades. El éxito de Stéfano Peschiera en las olimpiadas no solo abre las puertas al reconocimiento internacional para la vela peruana, sino que también podría motivar a patrocinadores y medios a mirarla con nuevos ojos. Con un futuro tan prometedor, el deporte de la vela puede encontrar finalmente su lugar en el corazón de los peruanos, igualándose en atención y relevancia a deportes más populares. La historia de este joven velerista puede ser un catalizador para que más niños y jóvenes se enamoren de la vela. Con la visibilidad que ha ganado, es posible que veamos un nuevo auge en la práctica de este deporte en Perú. Stéfano Peschiera no solo es un nombre a seguir, sino una promesa cumplida que invita a soñar y a creer en el potencial de los atletas peruanos. Así, la vela en Perú puede estar al borde de una nueva era, una donde el esfuerzo y la dedicación de sus deportistas como Stéfano Peschiera sean reconocidos y celebrados en la misma medida que cualquier otro deporte. Con la mirada puesta en el futuro, la esperanza es que cada vez más jóvenes se atrevan a zambullirse en el océano de posibilidades que ofrece la vela, impulsados por el ejemplo de un chico que desde sus primeros pasos en Paracas supo que iba a ser parte de la historia olímpica de su país.