Ceremonia en la Torre Eiffel celebra los esperados oros olímpicos de los patinadores artísticos de EE. UU.

Ceremonia en la Torre Eiffel celebra los esperados oros olímpicos de los patinadores artísticos de EE. UU.

Nueve patinadores artísticos estadounidenses finalmente recibieron sus medallas de oro por los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 en una ceremonia en París, 912 días después del evento.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Deportes 07.08.2024

En una emotiva ceremonia celebrada con el icónico telón de fondo de la Torre Eiffel, nueve patinadores artísticos estadounidenses finalmente recibieron sus medallas de oro por el evento por equipos en los Juegos Olímpicos de Beijing 2022, un evento que había sido retrasado durante extenuantes 912 días. Los atletas—Karen Chen, Nathan Chen, Vincent Zhou, Alexa Knierim, Brandon Frazier, Madison Hubbell, Zachary Donohue, Madison Chock y Evan Bates—compartieron un momento de triunfo en un perfecto día de agosto en París, un escenario que hizo que la larga espera valiera la pena. El retraso se debió a una prolongada disputa legal sobre los resultados del evento de Beijing, que inicialmente había visto a Rusia declarada como la medallista de oro. Sin embargo, surgieron alegaciones de que la patinadora rusa Kamila Valieva había dado positivo por una sustancia prohibida, lo que llevó a una larga investigación por parte del Tribunal de Arbitraje Deportivo (CAS). A principios de este año, el CAS falló a favor de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), descalificando los resultados de Valieva y elevando a Estados Unidos a la posición del podio más alto, mientras que Japón recibió la medalla de plata. Para los atletas, esta ceremonia no fue solo una presentación de medallas, sino también una oportunidad largamente esperada para celebrar su arduo trabajo y dedicación a su deporte. "Eso es por lo que estuvimos luchando", expresó Chen, destacando la importancia de finalmente recibir el reconocimiento que habían buscado durante tanto tiempo. La ceremonia, que también reconoció a Japón como medallista de plata, representó el paso final para consolidar su logro. El telón de fondo de la Torre Eiffel añadió peso emocional al evento. Chen describió la experiencia como surrealista, diciendo: "Fue simplemente... estoy sin palabras, no sé. Es extremadamente especial". La grandeza de la escena proporcionó una conclusión adecuada a un largo viaje marcado por la incertidumbre y los desafíos. Desde los Juegos de Beijing, el panorama del equipo ha cambiado, con algunos atletas retirándose y otros embarcándose en nuevos caminos personales. Por ejemplo, Zhou, quien compitió en individuales, ha hecho la transición a la vida académica en la Universidad de Brown, mientras que Chock y Bates celebraron su matrimonio en junio. A pesar de estos cambios, la camaradería y la resiliencia mostradas por el equipo permanecieron evidentes durante la ceremonia, subrayando los lazos forjados a través de sus experiencias compartidas. Bates reflexionó sobre la importancia del momento, afirmando: "Nuestro equipo ha sido muy resiliente y fuerte durante la espera. Nos sentimos agradecidos de tener una verdadera ceremonia olímpica con el himno nacional y todo nuestro equipo aquí". Chock hizo eco de estos sentimientos, comentando sobre la singularidad de recibir una medalla olímpica de invierno durante los Juegos Olímpicos de verano, una experiencia que describió como más allá de sus sueños más salvajes. Al aceptar sus medallas, los atletas también reiteraron su compromiso con el deporte limpio, reconociendo las implicaciones más amplias de su victoria arduamente ganada. "Realmente simboliza el valor del deporte limpio", señaló Chock, enfatizando la importancia de la justicia y el debido proceso dentro del atletismo competitivo. Mientras los patinadores se encontraban en el podio, disfrutando del resplandor de su oro bien ganado, no solo celebraron sus logros, sino que también enviaron un poderoso mensaje al mundo sobre la integridad en el deporte. La ceremonia marcó el cierre de un capítulo lleno de desafíos, pero, más importante aún, abrió uno nuevo lleno de esperanza y determinación por el futuro del patinaje artístico competitivo.

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