Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos años, el Perú ha visto un notable incremento en el número de feriados, lo que ha suscitado un intenso debate sobre sus implicaciones económicas. Los feriados, por un lado, son esenciales para conmemorar acontecimientos históricos y para ofrecer a los trabajadores la oportunidad de descansar. Sin embargo, la reciente tendencia de aumentar estos días festivos ha generado serias preocupaciones sobre su impacto negativo en la economía nacional. Desde 2020, el Congreso ha promulgado cuatro nuevos feriados obligatorios: el 23 de julio, en honor a la Fuerza Aérea del Perú; el 7 de junio, por el Día de la Bandera; el 6 de agosto, conmemorando la Batalla de Junín; y el 9 de diciembre, en recuerdo de la Batalla de Ayacucho. Esta suma de feriados, en conjunto con los 30 días de vacaciones a los que tienen derecho los trabajadores formales, ha llevado a un total de 46 días sin trabajo al año, lo que representa un aumento significativo en el tiempo que los empleados deben ser remunerados sin prestar servicios. Este fenómeno pone de manifiesto un desbalance alarmante entre la necesidad de conmemorar y celebrar y la realidad económica del país. Con cerca del 70% de los trabajadores en el sector informal, el peso de los nuevos feriados recae principalmente sobre las pocas empresas formales que deben asumir los costos de esta medida. Mientras que el sector formal se ve forzado a pagar por un tiempo de inactividad, los trabajadores informales enfrentan obstáculos aún mayores para acceder a la formalidad, perpetuando el ciclo de informalidad laboral en el país. Los analistas económicos advierten que la interrupción de las actividades productivas no solo afecta a las empresas, sino también a la economía en su conjunto. De acuerdo a Apoyo Consultoría, cada nuevo feriado puede traducirse en una disminución de 0,7 puntos porcentuales en el crecimiento mensual del Producto Bruto Interno (PBI). Anualmente, esto se traduce en la pérdida de hasta S/2.000 millones en ingresos, afectando seriamente sectores vitales como la construcción, la manufactura y los servicios. Aunque algunos argumentan que los feriados pueden fomentar el turismo y actividades conexas, los beneficios son insuficientes para compensar las pérdidas ocasionadas en otros sectores. Las reducciones en horas lectivas para estudiantes, en servicios de salud y en la productividad general del país, son consecuencias que no deben ser subestimadas. La economía se paraliza, y con ella, el progreso y el desarrollo que tanto necesita el Perú. Además, la problemática se agrava en un contexto de baja productividad laboral y grandes brechas en competitividad. Según el Ministerio de Economía y Finanzas, la productividad por hora trabajada en el Perú es menos de la mitad de la de países como Chile y Argentina. En este sentido, los nuevos feriados parecen potenciar un ciclo negativo en el que se trabaja menos y se produce menos, lo que desincentiva las inversiones en un país que ya enfrenta desafíos significativos en su entorno económico. La acumulación de estos días festivos se presenta, entonces, como un ejemplo de un populismo legislativo que ignora el análisis económico y la evidencia disponible. Los legisladores, en su afán por otorgar días de descanso sin considerar las implicaciones, legislan de manera desinformada. Con cada nuevo feriado, se compromete la competitividad del país, y se pone en riesgo el bienestar económico de millones de peruanos. Lo que se requiere es un enfoque equilibrado que contemple tanto el deseo de conmemorar como la necesidad imperiosa de trabajar y generar riqueza. En lugar de seguir aumentando el número de feriados, sería más prudente evaluar cómo estas decisiones repercuten en la economía y en la vida diaria de los ciudadanos. El futuro de la economía peruana depende de decisiones informadas y responsables que fomenten el desarrollo y la creación de empleo. A medida que continuamos en este camino de incremento de feriados, es crítico que la sociedad y el sector empresarial levanten la voz y exijan un análisis profundo sobre las consecuencias de estas políticas, para evitar que el legado de esta gestión legislativa se traduzca en una carga insostenible para el país.