La muerte de Haniyeh provoca tensiones: la seguridad de Irán bajo fuego ante las afirmaciones israelíes.

En el contexto de la controvertida muerte del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) ha atribuido oficialmente su fallecimiento a un proyectil de corto alcance, una afirmación que contrasta drásticamente con los informes de los medios occidentales que sugieren que operativos israelíes plantaron explosivos en su residencia de Teherán. Esta discrepancia ha generado una cantidad significativa de especulaciones y preocupaciones sobre las capacidades de seguridad interna de Irán y el alcance de la inteligencia israelí. Informes del New York Times indican que una ola de rendición de cuentas está recorriendo el IRGC tras la muerte de Haniyeh. Numerosos oficiales han sido arrestados o despedidos, reflejando la vergüenza del liderazgo iraní por este incidente, especialmente en un día marcado por medidas de seguridad reforzadas. Para investigar más a fondo la brecha de seguridad, la agencia de inteligencia del IRGC ha tomado el control, interrogando a los miembros del personal en la casa de huéspedes de Haniyeh y confiscando sus dispositivos electrónicos en un intento de descubrir cómo pudo ocurrir una falla de seguridad tan significativa. La rápida reevaluación de los protocolos de seguridad por parte del IRGC resalta la gravedad de la situación. Tras la tragedia, incluso los detalles de seguridad de los altos políticos iraníes han sufrido revisiones importantes. El Líder Supremo, el Ayatolá Ali Khamenei, quien lideró las oraciones en memoria de Haniyeh, fue rápidamente escoltado por su equipo de seguridad, lo que indica una palpable tensión y un sentido de vulnerabilidad en los niveles más altos del gobierno iraní. Mientras tanto, informes de los medios británicos, particularmente del Daily Telegraph, afirman que agentes del Mossad israelí infiltraron con éxito la casa de huéspedes de Haniyeh, plantando explosivos con alarmante facilidad. Citando a funcionarios iraníes que afirman haber revisado las grabaciones de CCTV del incidente, el periódico describió cómo dos agentes supuestamente salieron de Irán después de llevar a cabo la plantación, detonando los explosivos de forma remota. Tales hallazgos, si se confirman, subrayarían la capacidad operativa del Mossad dentro del territorio iraní, planteando inquietantes interrogantes sobre la efectividad de las medidas de inteligencia y contrainteligencia iraníes. A la luz de estos eventos, tanto Irán como Hamas han prometido vengarse de Israel. El IRGC ha emitido advertencias severas, prometiendo que Israel enfrentará "un castigo severo en el momento, lugar y forma apropiados". Esto refleja un patrón más amplio de retórica en escalada y posturas militares, reminiscentes de confrontaciones anteriores entre las dos naciones. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha respondido a las tensiones circundantes con cautela, advirtiendo que "días desafiantes se avecinan". Su gobierno se ha preparado para posibles ataques de represalia, equipando a los ministros con teléfonos satelitales para mantener la comunicación en caso de que el país enfrente ataques a su infraestructura. A pesar de los ominosos desarrollos, la vida en partes de Israel, como la playa de Tel Aviv, ha continuado con una apariencia de normalidad, mientras los ciudadanos disfrutan del sol y de actividades recreativas. Sin embargo, la atmósfera subyacente es de ansiedad, con muchos conscientes de la precariedad de la situación. Las aerolíneas internacionales han comenzado a suspender vuelos a Israel, y el ejército de EE. UU. ha desplegado recursos adicionales en la región, señalando una preparación para un posible conflicto. A medida que la situación se desarrolla, analistas y expertos están monitoreando de cerca las respuestas tanto de Irán como de Israel. La tensión sigue escalando, con cada parte preparándose para una posible confrontación, dejando a la región al borde de una escalada significativa y potencialmente destructiva.