Eyeru Gebru: De una Etiopía desgarrada por la guerra a la gloria olímpica, un viaje de resiliencia y esperanza.

Eyeru Gebru: De una Etiopía desgarrada por la guerra a la gloria olímpica, un viaje de resiliencia y esperanza.

La historia de resiliencia y esperanza de Eyeru Gebru como ciclista de la región de Tigray en Etiopía inspira a muchos de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Guerra 02.08.2024

El viaje de Eyeru Gebru es uno que resuena con resiliencia y esperanza, emblemático del espíritu que define los próximos Juegos Olímpicos de París 2024. Originaria de la asediada región de Tigray en Etiopía, donde el conflicto ha destrozado vidas y desplazado a millones, la historia de Gebru no es solo una de atletismo, sino de supervivencia y determinación inquebrantable. Mientras el mundo se prepara para celebrar el pináculo del logro atlético, Gebru se destaca como un símbolo de triunfo frente a la adversidad. Huyendo de los estragos de la guerra, ha logrado abrirse camino hacia su sueño olímpico, un sueño que comenzó en su juventud en medio del caos de una región marcada por la violencia. "La guerra comenzó y todo se puso muy mal, pero elegí ser fuerte y centrarme en mis sueños", reflexionó, reconociendo los desafíos que enfrentó. Su resiliencia no solo la ha ayudado a navegar por la turbulencia, sino que también ha alimentado su pasión por el ciclismo, un deporte que se ha convertido en su salvavidas. Desde los seis años, ver carreras locales en su ciudad natal encendió una chispa dentro de ella. La emoción de la competencia, la vista de los ganadores cruzando la línea de meta, la llevaron a un viaje que le costó casi una década de arduo trabajo para realizarse. "Dije 'quiero montar en bicicleta'. Me tomó casi diez años aprender, pero era mi pasión", recordó, subrayando la dedicación necesaria para convertir sus sueños en realidad. Esta pasión floreció en un compromiso que la llevó a perfeccionar sus habilidades en medio del conflicto y la incertidumbre. Ahora, como una de los 37 atletas seleccionados para el Equipo Olímpico de Refugiados, la participación de Gebru en los Juegos de París representa no solo un logro personal, sino un faro de esperanza para innumerables otros en situaciones similares. Su historia es un poderoso recordatorio del potencial que tiene el deporte para trascender las barreras de la guerra y el desarraigo, ofreciendo una plataforma para la autoexpresión y la aspiración. El Equipo Olímpico de Refugiados, establecido para proporcionar un escenario a los atletas obligados a huir de sus hogares, subraya la resiliencia del espíritu humano frente a la adversidad. La selección de Gebru es un testimonio de su extraordinario talento y determinación, pero también es un reflejo de la narrativa más amplia de los refugiados en todo el mundo: individuos con sueños y aspiraciones que persisten a pesar de los desafíos que enfrentan. A medida que comienza la cuenta regresiva para París 2024, el viaje de Gebru inspirará a muchos, sirviendo como una narrativa poderosa que entrelaza el deporte con los temas de resiliencia, esperanza y la búsqueda de sueños. Su historia encapsula un mensaje que trasciende fronteras: que sin importar las circunstancias, el espíritu humano puede levantarse, impulsado por la pasión y la perseverancia. Mientras se prepara para competir, Gebru no solo corre por sí misma, sino también por los millones que comparten su historia, representando sus esperanzas y sueños en el escenario mundial.

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