Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos años, el tatuaje ha experimentado una transformación notable en la ciudad de Nueva York, evolucionando de una subcultura a menudo asociada con la rebeldía y la no conformidad a una forma de arte celebrada que ahora atrae a una audiencia diversa. La Convención de Artes del Tatuaje de Nueva York, celebrada el pasado fin de semana en Terminal 5, ejemplificó este cambio, atrayendo tanto a entusiastas del tatuaje como a curiosos que querían involucrarse con la rica historia y la vibrante cultura del tatuaje en la ciudad. La convención, una reunión de artistas, coleccionistas y asistentes curiosos, mostró la profundidad de la escena del tatuaje en la ciudad. Con participantes que iban desde profesionales experimentados hasta recién llegados, el evento celebró no solo la destreza del tatuaje, sino también su importancia histórica. Michelle Myles, una artista del tatuaje veterana que ha pasado más de tres décadas perfeccionando su oficio en la ciudad, enfatizó la importancia de entender las raíces del tatuaje en Nueva York. “La ciudad de Nueva York es el lugar de nacimiento del tatuaje americano moderno”, afirmó con pasión, subrayando el papel fundamental de la ciudad en la formación de la industria. Myles es copropietaria de Daredevil Tattoo en el Lower East Side, un estudio que se ha convertido en un pilar de la comunidad. Su profunda conexión con la historia del tatuaje es evidente en su trabajo y su dedicación a preservar la narrativa de esta forma de arte. Destacó la importancia histórica de Bowery, señalando que allí se patentó la primera máquina de tatuar eléctrica en 1891. Esta innovación revolucionó el oficio y sentó las bases para la floreciente escena del tatuaje que surgiría en las décadas siguientes. La convención presentó una serie de actividades, incluyendo tatuajes en vivo, exhibiciones de arte y discusiones centradas en la evolución de la cultura del tatuaje. Uno de los momentos destacados fue la oportunidad para los asistentes de recibir tatuajes de algunos de los artistas más renombrados de la ciudad. Estas interacciones no solo desmitificaron el proceso, sino que también fomentaron un sentido de comunidad entre los participantes. Myles también se refirió al legado de Martin Hildebrandt, el primer artista del tatuaje profesional en los Estados Unidos, que trabajó a solo unas calles al este de Bowery en 1858. Su trabajo allanó el camino para una industria que ha experimentado tanto estigmas como celebraciones en igual medida. Mientras guiaba a los asistentes de la convención a través de la narrativa del tatuaje en Nueva York, quedó claro que la historia manchada de tinta de la ciudad es tan rica y diversa como su población. La convención sirvió como un recordatorio de que el tatuaje, una vez relegado a los márgenes de la sociedad, ahora es abrazado por una audiencia más amplia. Refleja la aceptación más amplia del arte corporal en la cultura contemporánea, donde los tatuajes ya no son solo marcadores de rebeldía, sino que son cada vez más reconocidos como poderosas expresiones de identidad y creatividad. Al concluir el evento, los asistentes se fueron con más que solo recuerdos; muchos se marcharon adornados con nueva tinta, llevando un pedazo de la rica historia del tatuaje de la ciudad de Nueva York en su piel. La celebración del tatuaje en la Convención de Artes del Tatuaje de Nueva York no solo honró el pasado, sino que también apuntó hacia un futuro donde el arte y la autoexpresión continúan prosperando en el corazón de esta icónica ciudad.