Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
William L. Calley Jr., el exteniente del Ejército cuyas acciones durante la Guerra de Vietnam llevaron a la infame Masacre de My Lai, ha fallecido a la edad de 80 años en Gainesville, Florida. Su muerte, confirmada a través de registros de la Administración del Seguro Social, marca el final de una vida entrelazada con uno de los capítulos más oscuros de la historia militar estadounidense. La condena de Calley por la Masacre de My Lai sigue siendo un momento significativo en el examen de la Guerra de Vietnam y su impacto tanto en la sociedad estadounidense como en Vietnam. El 16 de marzo de 1968, durante una misión rutinaria de búsqueda y destrucción, Calley comandó su unidad cuando ingresaron en el asentamiento de My Lai 4, donde no encontraron resistencia. Lo que siguió fue un día de violencia sin precedentes que llevó a la muerte de aproximadamente 500 civiles vietnamitas desarmados, incluidos mujeres, niños y ancianos. Las tropas bajo su mando, impulsadas por una combinación de miedo, agresión y órdenes ambiguas que sugerían una posible presencia enemiga en el pueblo, desataron un torrente de brutalidad que incluyó tiroteos masivos, violaciones y destrucción de propiedades. Los testimonios de testigos presenciales detallaron escenas desgarradoras de víctimas siendo agrupadas y ejecutadas, y cuerpos dejados a pudrirse al sol. Calley, que había estado en Vietnam durante solo tres meses en el momento de la masacre, fue posteriormente sometido a un consejo de guerra y hallado culpable de asesinato por su papel en los asesinatos. Fue condenado a cadena perpetua, pero en última instancia solo cumplió tres años y medio bajo arresto domiciliario, ya que el sentimiento público en torno a la guerra comenzó a cambiar y los llamados a la rendición de cuentas se hicieron más fuertes. La Masacre de My Lai se convirtió en un símbolo de las complejidades morales y el costo humano de la Guerra de Vietnam, provocando indignación en todo el mundo y suscitando una conversación nacional sobre la ética militar y la rendición de cuentas. Planteó preguntas sobre la conducta de los soldados en tiempos de guerra y las responsabilidades de los líderes militares, resonando en los conflictos posteriores enfrentados por Estados Unidos. La condena de Calley se mantuvo como una rara instancia de rendición de cuentas en una guerra que vio miles de bajas y un sufrimiento generalizado. Sin embargo, para muchos, la falta de una rendición de cuentas militar más amplia ha dejado un persistente sentido de injusticia. La masacre ha continuado atormentando la memoria colectiva de la guerra, sirviendo como un recordatorio de la capacidad de crueldad en los conflictos armados. A raíz de la muerte de Calley, están resurgiendo reflexiones sobre la Masacre de My Lai y sus implicaciones, lo que ha llevado a nuevas discusiones sobre las lecciones aprendidas, o quizás no aprendidas, de esta tragedia. Como símbolo de una era tumultuosa definida por la lucha y la división, el fallecimiento de Calley invita tanto a la memoria como a la reflexión sobre las consecuencias duraderas de la guerra y la imperiosa necesidad de asegurar que la historia no se repita.