Comunidad de los Altos del Golán unida en el duelo tras la muerte de 12 niños en un ataque aéreo.

Comunidad de los Altos del Golán unida en el duelo tras la muerte de 12 niños en un ataque aéreo.

La comunidad de los Altos del Golán llora la pérdida de 12 niños en un ataque aéreo, lidiando con el dolor, la ira y el miedo a la escalada de la violencia.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra 28.07.2024

El sol golpea implacablemente las Alturas del Golán, pero el calor del verano se ve ensombrecido por un duelo palpable que envuelve al pueblo. Hoy marca un día de luto por los 12 niños cuyas vidas fueron trágicamente truncadas por un ataque aéreo, todos de entre 10 y 16 años. Mientras la comunidad lidia con la devastadora pérdida, las voces de dolor y rabia se entremezclan en una escalofriante cacofonía de incredulidad. En el aftermath del ataque, las calles están llenas de familias vestidas de negro, moviéndose de una casa de duelo a otra con corazones pesados. Una sombría exhibición de 12 sillas negras vacías se erige en medio de un campo de fútbol cercano, sirviendo como un recordatorio conmovedor de las vidas vibrantes que se perdieron demasiado pronto. El shock colectivo de la comunidad es palpable, y susurros de miedo sobre el futuro resuenan a través del pueblo. Entre los que están de luto, una voz se eleva por encima del dolor, impregnada de frustración y urgencia. “¿Cómo es que todavía hay un Beirut?” exclama un hombre local, provocando una ola de aplausos de quienes están cerca, destacando las frustraciones acumuladas tras meses de violencia en aumento. Aunque la rabia dirigida hacia el gobierno y su respuesta a las amenazas en curso es evidente, el sentimiento está dividido; no todos están de acuerdo sobre el curso de acción que Israel debería tomar contra Hezbollah. La idea de una guerra total pesa mucho en muchos, dejándolos desgarrados entre el deseo de justicia y el temor a más derramamiento de sangre. Mientras las tensiones hierven, el Ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, llega para ofrecer condolencias. Sin embargo, su presencia es recibida con reacciones mixtas por parte de los lugareños. Algunos exigen una respuesta militar más fuerte, mientras que otros expresan sentimientos de abandono respecto a las Alturas del Golán. Smotrich intenta consolar a los afligidos, pero sus gestos de simpatía se sienten vacíos en una comunidad donde el dolor de la pérdida es demasiado crudo. Ugarit Abu Assad, una joven de 26 años de Buqata, expresa el desgarrador miedo que agarra a muchos en la comunidad. “Tengo miedo de las consecuencias de una guerra total”, dice, expresando su preocupación por las vidas que pueden perderse si el conflicto se intensifica aún más. Tales sentimientos reflejan una ansiedad más amplia compartida entre las familias y amigos reunidos para llorar a las jóvenes víctimas, muchos de los cuales han vivido en un estado de miedo durante demasiado tiempo. El dolor es particularmente agudo para aquellos que conocieron a los niños. Wahim, un maestro cuyo corazón está claramente hecho añicos, lucha por articular su devastación, atrapado entre el impulso de expresar su duelo y la abrumadora marea de tristeza que lo deja sin palabras. “Esto es un desastre. ¿Cómo empiezo siquiera?” lamenta, con lágrimas corriendo por su rostro. Ivan Ebrahim está entre aquellos que comparten recuerdos personales de las víctimas. Sostiene una foto de su primo de 10 años, Milar Shaar, conocido por su amor por el fútbol y los videojuegos. “Él es el mejor niño aquí. Todos lo amaban”, comparte Ivan, el peso de sus palabras subrayando la profunda pérdida sentida en toda la comunidad. El tío de Milar, Nassar Ebrahim, encapsula el luto colectivo al afirmar simplemente: “Todo el pueblo está de luto”. A medida que el día avanza y comienzan los funerales, la comunidad de las Alturas del Golán se mantiene unida en su dolor, lidiando con la dura realidad de sus pérdidas mientras contemplan el incierto futuro que les espera. Los ecos del dolor resuenan, recordándonos a todos el profundo impacto de la violencia en vidas inocentes y la urgente necesidad de una paz duradera en una región tan asediada por el conflicto.

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