Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El reciente lanzamiento de un misil balístico con capacidad nuclear por parte de Rusia ha marcado un punto de inflexión significativo en el conflicto en Ucrania y en las relaciones entre Moscú y Occidente. Este ataque, que se produjo el jueves, no solo representa una escalada agresiva en la guerra, sino que también pone de manifiesto un desvío alarmante de las normas que han regido la doctrina de disuasión desde la Guerra Fría. Al utilizar lo que el presidente Vladimir Putin describió como un misil balístico con múltiples cabezas nucleares, Rusia parece estar desdibujando las líneas entre la disuasión y la agresión directa. Hans Kristensen, director del Proyecto de Información Nuclear en la Federación de Científicos Estadounidenses, ha señalado que este uso de un misil de reentrada múltiple e independientemente dirigido, conocido como MIRV, es sin precedentes. Según los expertos, los MIRV nunca antes habían sido utilizados en un contexto de combate, lo que plantea preocupaciones sobre la interpretación de la guerra nuclear en la actualidad. La doctrina de la "destrucción mutua asegurada", que ha prevalecido durante décadas, se basa en la premisa de que cualquier ataque nuclear resultará en represalias devastadoras, disuadiendo así a las naciones de iniciar un conflicto nuclear. Sin embargo, el uso de MIRV podría tener un efecto opuesto al que se pretendía. Kristensen y su colega Matt Korda han advertido que la naturaleza destructiva de estos misiles crea una dinámica donde pueden ser tanto armas de primer ataque como objetivos para un ataque preventivo. En un contexto de crisis, un país podría sentirse inducido a atacar primero para garantizar que sus misiles no sean destruidos antes de que tengan la oportunidad de ser lanzados, un fenómeno que podría llevar a un aumento de la inestabilidad global. Los recientes videos del ataque ruso muestran las múltiples cabezas cayendo en diferentes ángulos, lo que sugiere que para interceptar cada una se requeriría un sistema de defensa aéreo eficaz, una tarea que puede resultar desalentadora incluso para los países con mejores capacidades defensivas. Aunque las cabezas que impactaron en la ciudad de Dnipro no eran nucleares, el hecho de que se utilicen misiles con tal potencial en operaciones convencionales genera un clima de incertidumbre y ansiedad en un mundo que ya enfrenta tensiones significativas. La advertencia que Rusia emitió a Estados Unidos sobre el lanzamiento del misil no mitiga la preocupación generalizada en Europa. Con cada acción provocativa, surge la pregunta sobre la efectividad de la disuasión. ¿Estamos viendo el fin de una era en la que la amenaza de represalias era suficiente para evitar el uso de armas nucleares? Esta pregunta se torna aún más urgente a medida que otros países, como China, Pakistán e India, también avanzan en el desarrollo y despliegue de tecnología MIRV. La proliferación de misiles balísticos con capacidades MIRV en diferentes arsenales nucleares es un fenómeno que debe ser analizado con atención. Los expertos han indicado que la presencia de múltiples países armados con esta tecnología puede llevar a una carrera armamentista nuclear sin precedentes. En este contexto, el riesgo de escaladas accidentales o malentendidos entre potencias nucleares se incrementa, lo que podría tener consecuencias devastadoras. A medida que se desarrolla esta situación, el escenario geopolítico se torna cada vez más frágil. La posibilidad de que un conflicto que involucre a una potencia nuclear se descontrole es una preocupación que ya no puede ser ignorada. La dinámica de “úsalas o piérdelas” que se genera en situaciones de crisis podría llevar a decisiones precipitadas y a un desencadenamiento de hostilidades que, en un contexto nuclear, podrían ser catastróficas. La creciente preocupación por los MIRV en arsenales nucleares terrestres, en comparación con los submarinos, resalta la vulnerabilidad inherente de estos sistemas. Los misiles terrestres son más fáciles de detectar y, por ende, más atractivos como objetivos. Esto no solo aumenta el riesgo de un ataque preventivo, sino que también plantea interrogantes sobre la estabilidad a largo plazo de las relaciones internacionales en un mundo donde la tecnología nuclear se está volviendo más accesible. El uso reciente de MIRV por parte de Rusia debe servir como una advertencia para la comunidad internacional. La escalada en la guerra de Ucrania no solo es un conflicto local, sino que tiene implicaciones globales que afectan la seguridad de todas las naciones. La historia ha demostrado que los errores de cálculo en el uso de armas nucleares pueden tener consecuencias trágicas e irreversibles. La necesidad de un diálogo abierto y efectivo sobre el control de armamentos nunca ha sido tan urgente como en este momento, ya que el mundo se enfrenta a un futuro incierto en un contexto nuclear.