Escalofriante aumento de violencia entre Israel y Hezbollah en Líbano

Escalofriante aumento de violencia entre Israel y Hezbollah en Líbano

Pese a las propuestas de alto el fuego de Estados Unidos y sus aliados, el gobierno de Netanyahu ordenó continuar con los bombardeos que este jueves apuntaron a 75 objetivos de la milicia respaldada por Irán, que respondió lanzando 45 cohetes

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Guerra 26.09.2024

El conflicto entre Israel y Hezbollah en Líbano ha escalado dramáticamente, con el ejército israelí intensificando sus operaciones militares y desestimando las propuestas de un alto el fuego de 21 días presentadas por Estados Unidos y otros aliados. El rechazo a la tregua coincide con un recrudecimiento de la violencia en la frontera norte de Israel, donde las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han llevado a cabo ataques aéreos y terrestres contra objetivos del grupo terrorista Hezbollah.


En un comunicado emitido el jueves, las FDI informaron que sus operaciones se han centrado en eliminar a altos mandos de Hezbollah y en desmantelar la infraestructura que utiliza el grupo para llevar a cabo sus actividades en la región. Las Fuerzas Aéreas de Israel han apuntado no solo a objetivos en Líbano, sino también a instalaciones a lo largo de la frontera con Siria, donde Hezbollah supuestamente transfiere armamento. Este enfoque militar intensivo ha resultado en un aumento de las bajas, con reportes de al menos nueve muertos en un ataque en los alrededores de la ciudad de Baalbek, lo que ha llevado a la Agencia Nacional de Noticias libanesa a calificar los bombardeos recientes como “los más violentos” en varios días.


El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz, han sido firmes en su rechazo a cualquier tipo de cese al fuego. La oficina de Netanyahu confirmó que el primer ministro no consideró la propuesta estadounidense y ordenó que las FDI continúen con su ofensiva. Katz, en una intervención pública, subrayó que no habrá tregua, afirmando que el objetivo es llevar a cabo una victoria decisiva sobre Hezbollah para garantizar la seguridad de los ciudadanos israelíes en el norte.


A medida que la situación se deteriora, Hezbollah ha respondido con un aumento de sus ataques, lanzando cohetes contra objetivos israelíes, incluidos supuestos complejos de la industria militar cerca de Haifa. Este ciclo de represalias ha elevado las tensiones en la región a niveles alarmantes, con el jefe militar israelí advirtiendo sobre la posibilidad de una operación terrestre en Líbano, un movimiento que podría tener consecuencias devastadoras y que podría exacerbar aún más el conflicto.


Desde el inicio de esta serie de enfrentamientos, que se desencadenaron tras el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre, el número de víctimas ha ido en aumento. Según el Ministerio de Sanidad libanés, más de 630 personas han muerto en solo tres días, mientras que más de 2.000 han resultado heridas y miles han sido desplazadas. La situación humanitaria se ha vuelto insostenible, con las Naciones Unidas estimando que más de 90.000 personas han sido desplazadas en los últimos cinco días, sumándose a un total de alrededor de 200.000 desde el comienzo de este conflicto.


Un trágico acontecimiento reciente tuvo lugar en el pueblo de Younine, donde un ataque aéreo israelí destruyó un edificio que albergaba a trabajadores sirios, lo que resultó en la muerte de 23 ciudadanos sirios y dejó varios heridos. Este tipo de incidentes destaca la devastadora realidad que enfrenta la población civil, atrapada en medio de un conflicto que no parece tener fin.


Con la creciente afluencia de desplazados, Líbano enfrenta desafíos humanitarios significativos, además de la carga de albergar a aproximadamente 780.000 refugiados sirios, lo que lo convierte en uno de los países con mayor población de refugiados per cápita en el mundo. La presión sobre los recursos ya limitados del país se intensifica, creando un escenario de inestabilidad que podría tener repercusiones en toda la región.


A medida que el conflicto se intensifica, la comunidad internacional observa con creciente preocupación. Las propuestas de alto el fuego, que buscaban ofrecer una pausa necesaria para permitir la diplomacia, han sido ignoradas por las partes involucradas, lo que aumenta el riesgo de que este conflicto se convierta en una guerra total entre Israel y Hezbollah.


La situación actual, marcada por un ciclo de violencia y represalias, retrata un escenario complejo donde las tensiones geopolíticas, las alianzas regionales y las dinámicas internas de cada país se entrelazan. La urgencia de encontrar una solución pacífica se vuelve más apremiante a medida que las consecuencias del conflicto afectan a las poblaciones civiles, que sufren el peso de las decisiones políticas y militares de sus respectivos gobiernos.

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