Creciente crisis global por recortes en ayuda a la lucha contra el VIH/SIDA

Creciente crisis global por recortes en ayuda a la lucha contra el VIH/SIDA

La suspensión de la ayuda exterior por parte de Trump podría causar más de seis millones de muertes por VIH/SIDA en cuatro años, afectando a comunidades vulnerables.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 19.03.2025

La reciente suspensión de la ayuda exterior por parte de la administración de Donald Trump ha desatado un alarmante efecto dominó en la lucha contra el VIH/SIDA a nivel mundial. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas, más de seis millones de personas podrían perder la vida debido a la interrupción de la financiación destinada a programas de salud esenciales en los próximos cuatro años. Este escenario se torna aún más sombrío cuando se considera que se estima que alrededor de 1.400 bebés podrían contagiarse diariamente con el VIH, especialmente en las comunidades más vulnerables del planeta. Los recortes en la asistencia exterior, que comenzaron en enero de 2025 con una orden ejecutiva del presidente Trump, han llevado al cierre de más de un tercio de las organizaciones que antes ofrecían servicios esenciales relacionados con el VIH. Esto ha resultado en la pérdida de acceso a tratamientos vitales para cientos de miles de personas que dependen de estos programas para controlar el virus. La situación se agrava en un momento en que el VIH sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en muchas regiones del mundo, particularmente en el África subsahariana. El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) causa el desarrollo del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), un estado crítico que compromete gravemente el sistema inmunológico. Sin la medicación adecuada, el VIH puede resultar fatal, generando no solo infecciones oportunistas sino también otras enfermedades relacionadas. La comunidad médica ha advertido que los recortes en la financiación no solo amenazan vidas, sino que también deshacen dos décadas de avances significativos en el tratamiento y la prevención del VIH/SIDA. Un estudio elaborado por la Fundación Estadounidense para la Investigación del SIDA (amfAR) destaca que aproximadamente el 90% de las 150 organizaciones encuestadas en 26 países han enfrentado limitaciones severas en la prestación de servicios relacionados con el VIH tras las decisiones de la administración Trump. La cancelación y la interrupción de servicios de seguimiento y atención han llevado a que el 94% de los programas de monitoreo queden paralizados, mientras que el 92% de los esfuerzos destinados a combatir la violencia de género en el contexto del VIH han sido igualmente afectados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado su preocupación ante este panorama desolador. Con la posibilidad de que millones de vidas estén en juego, la OMS ha señalado que los recortes podrían resultar en hasta tres millones de muertes adicionales por VIH/SIDA cada año. Esta situación no solo representa una crisis de salud pública, sino que también plantea serios desafíos a la seguridad sanitaria global, afectando incluso a Estados Unidos en su propio esfuerzo por controlar enfermedades infecciosas. Particularmente alarmante es la crisis de transmisión materno-infantil del VIH, que ha sido gravemente impactada, resultando en la infección de 1.400 bebés diariamente. En 2020, se registraron 310.000 nuevas infecciones en niños, una cifra que evidencia la urgencia de mantener programas de salud eficaces y accesibles. Dado que el 89% de las nuevas infecciones pediátricas se concentran en el África subsahariana, es fundamental que las políticas de salud global reconozcan la necesidad de intervenciones sostenibles y bien financiadas en esta región. En América Latina, la situación no es menos preocupante. La cancelación del 83% de los programas coordinados por USAID ha significado un golpe devastador para las iniciativas locales, impactando a 5.200 proyectos y congelando aproximadamente 600 millones de dólares destinados a salud pública. Este recorte ha provocado el despido de personal esencial y la paralización de proyectos que son vitales para el progreso en la lucha contra el VIH y otras enfermedades infecciosas. Ante esta crisis, organizaciones no gubernamentales y entidades estatales están buscando nuevas fuentes de financiamiento para poder continuar con su labor. Sin embargo, la mera diversificación de recursos no puede suplir la magnitud del desafío que representan estos recortes. La cooperación internacional es indispensable no solo para salvar vidas, sino también para garantizar que se mantengan los avances logrados en la última década en la lucha contra el VIH/SIDA y otras enfermedades. El impacto de estos recortes se siente no solo en las naciones receptoras, sino que también tiene implicaciones profundas para la salud y seguridad global. La interconexión de nuestras sociedades significa que el debilitamiento de la salud pública en cualquier rincón del mundo puede repercutir en forma de nuevas cepas de virus o en la reaparición de enfermedades previamente controladas. Por lo tanto, es esencial que la comunidad internacional reevalúe su compromiso con la salud global y la necesidad de mantener un apoyo constante y eficaz a los programas de salud. En última instancia, la lucha contra el VIH/SIDA no es solo una cuestión de salud pública, sino una cuestión de justicia social. Cada día que pasa sin la financiación adecuada, se condenan a miles de personas a un futuro incierto y doloroso. Es fundamental que la comunidad internacional se una para garantizar que las decisiones de política exterior no sacrifiquen lo que se ha logrado con tanto esfuerzo en la lucha por la salud y el bienestar de todos.

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