Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En medio de un clima de tensiones comerciales que persiste entre las dos mayores economías del mundo, el Ministerio de Comercio de China se ha pronunciado sobre las percepciones erróneas que rodean su papel en la escena global. Durante una reciente reunión en Tianjin, el viceministro de Comercio, Wang Shouwen, afirmó que la poderosa nación asiática no representa una amenaza para Estados Unidos, sino que, por el contrario, es una oportunidad para el crecimiento y la colaboración mutua. Estas declaraciones se producen en un contexto donde los aranceles impuestos por Washington sobre productos chinos han generado un ambiente de incertidumbre en las relaciones comerciales. Wang exigió que Estados Unidos levante todos los aranceles sobre los productos importados desde China, un llamado que coincide con las intenciones de la administración Biden de aumentar los gravámenes sobre productos chinos, particularmente vehículos eléctricos, como parte de una estrategia más amplia para proteger la industria local. La reunión en Tianjin es clave, ya que representa la segunda ronda de conversaciones comerciales entre ambas naciones en lo que va del año, un indicativo de que, a pesar de las tensiones, ambos países están dispuestos a dialogar. La subsecretaria estadounidense de Comercio Internacional, Marisa Lago, copresidió estas conversaciones, enfatizando la importancia de mantener canales de comunicación abiertos, incluso en tiempos de crisis. El Ministerio de Comercio chino ha enfatizado la necesidad de un enfoque "profesional, racional y pragmático" para abordar las inquietudes de ambas partes. En su comunicado, se destacó que las discusiones abarcaron temas políticos y empresariales que son de interés tanto para los inversores chinos como estadounidenses, lo que subraya la interdependencia económica que existe entre las dos naciones. Uno de los puntos centrales de la conversación fue la oposición de China a las restricciones impuestas al comercio y la inversión bajo el pretexto de un "exceso de capacidad". Este término se refiere a la situación en la que la producción supera la demanda del mercado, un fenómeno que ha llevado a diversos países a tomar medidas proteccionistas. China ha dejado claro que considera estas acciones como una forma de limitar la competitividad y el crecimiento económico. La economía global se enfrenta a desafíos sin precedentes, especialmente tras la pandemia de COVID-19. El comercio internacional se ha visto afectado por disrupciones en las cadenas de suministro, y ambos países son conscientes de que una colaboración efectiva podría ser la clave para mitigar estos problemas. Sin embargo, las políticas proteccionistas siguen siendo un obstáculo significativo que puede fomentar la desconfianza y aumentar la tensión. En el contexto actual, donde la competencia tecnológica y comercial es feroz, es crucial que Estados Unidos y China encuentren un terreno común. La relación entre ambas naciones no solo afecta a sus economías, sino que también tiene repercusiones en el orden mundial, la estabilidad política y la seguridad global. La postura de China de verse a sí misma como una oportunidad en lugar de una amenaza es un intento claro de reconfigurar la narrativa que ha dominado las discusiones en los últimos años. En este sentido, el futuro de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China dependerá de la disposición de ambas partes para comprometerse y buscar una solución a largo plazo. La posibilidad de un nuevo acuerdo comercial que beneficie a ambas naciones podría ser el camino hacia la recuperación y el crecimiento en la economía global. No obstante, el camino por delante está lleno de incertidumbre. Las decisiones políticas, las presiones internas y la evolución de las relaciones internacionales jugarán un papel fundamental en el desarrollo de estas conversaciones. La esperanza de que se logren avances significativos durante estas discusiones sigue viva, pero la realidad es que el camino hacia una relación comercial más equilibrada y justa requerirá un esfuerzo conjunto considerable y un cambio en la narrativa que rodea a ambas naciones.