Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el Abierto de EE. UU. concluye otro año exitoso, con partidos de campeonato protagonizados por estrellas como Jessica Pegula y Aryna Sabalenka, así como Jannik Sinner y Taylor Fritz, el torneo está preparado para romper récords de asistencia, con expectativas de que más de un millón de aficionados asistan por primera vez. Esta notable afluencia acompaña logros financieros significativos, incluyendo la venta anticipada de cócteles Honey Deuce por un valor de 10 millones de dólares y el mayor fondo de premios en la historia del torneo. Sin embargo, este éxito resalta un problema crítico que ha atormentado al tenis profesional durante mucho tiempo: la lucha por mantener un compromiso y rentabilidad consistentes a lo largo del resto del año calendario. La programación complicada y los horarios de inicio tardíos han frustrado a los jugadores y confundido a los aficionados por igual. A medida que el interés en el deporte crece, particularmente junto con la afluencia de inversiones de firmas de capital privado y fondos soberanos, surge la pregunta: ¿puede el tenis reformar su estructura para capitalizar su popularidad? En una reciente entrevista con Lew Sherr, el director ejecutivo de la Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA), se ofrecieron ideas sobre las estrategias de la organización para abordar los desafíos inherentes al deporte. Sherr señaló que el aumento en la asistencia al Abierto de EE. UU. se puede atribuir a las inversiones en la "semana del aficionado", un período previo al torneo oficial en el que los mejores jugadores practican e interactúan con los aficionados. Esta iniciativa por sí sola ha visto aumentar los números de asistencia, sugiriendo que involucrar a los aficionados antes del evento principal puede generar un interés más profundo. A pesar de estos esfuerzos, el tenis se encuentra en una encrucijada. Una parte significativa de los aficionados al tenis—aproximadamente el 70 por ciento—solo se involucra con el deporte durante los eventos de Grand Slam. Esto presenta una oportunidad, ya que los líderes dentro del deporte están contemplando la creación de una liga premier, similar a la estructura de la Fórmula 1, donde solo los mejores jugadores compiten en partidos de alto riesgo. Tal marco, creen, podría mejorar la visibilidad y el éxito comercial del deporte, particularmente en lo que respecta a los derechos televisivos, donde el tenis actualmente se queda atrás de su potencial. No obstante, existen preocupaciones sobre las implicaciones de tal liga en los torneos de menor nivel. Si bien podría generar ingresos sustanciales en la parte superior, hay una necesidad urgente de garantizar que los ingresos se redistribuyan para apoyar eventos más pequeños y los premios en metálico. La introducción de capital privado en el deporte plantea más preguntas sobre el enfoque en la reinversión; ¿priorizarían los inversores la salud del deporte en su conjunto o centrarían sus esfuerzos únicamente en la rentabilidad? Además, la cuestión de la igualdad de género en el tenis sigue siendo significativa. La USTA ha defendido durante mucho tiempo la igualdad en los premios, pero combinar los torneos masculinos y femeninos en un solo paquete para una comercialización más amplia implica negociaciones de valoración complejas que actualmente se encuentran en marcha entre la ATP y la WTA. En paralelo, el espectro de las inversiones externas se cierne sobre el deporte. La inversión de CVC Capital Partners en la WTA ha reportado una nueva energía y recursos en el circuito femenino, creando un paisaje comercial más dinámico. La posible participación de Arabia Saudita como un nuevo jugador en el mundo del tenis subraya aún más el creciente atractivo global del deporte y las presiones para adaptarse. A medida que concluye el Abierto de EE. UU., las lecciones aprendidas de su éxito y los desafíos que permanecen establecen el escenario para el próximo capítulo del tenis. El camino a seguir requerirá una colaboración diligente entre los organismos rectores del deporte y un compromiso para equilibrar los intereses comerciales con la integridad del deporte. Si bien el atractivo de ligas llamativas y mayores premios en metálico es tentador, asegurar que el deporte crezca de manera sostenible e inclusiva debe ser la prioridad. A medida que el tenis navega por este complejo panorama, la pregunta sigue en pie: ¿puede repararse exitosamente, o requerirá una reestructuración significativa para prosperar en el ecosistema deportivo moderno?