Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el corazón de Gunthwaite, Inglaterra, un equipo de reporteros se encontró con una revelación inesperada: los caballos que observaban parecían tener más ritmo que ellos mismos. Este descubrimiento se produjo en un contexto donde la atención está puesta en las Olimpiadas de París 2024, donde la doma, conocida popularmente como la "danza del caballo", ha cobrado relevancia. En este deporte, los jinetes no solo exhiben su destreza atlética, sino que también buscan establecer una conexión artística y emocional con sus caballos, quienes deben ejecutar movimientos complejos mientras permanecen en perfecta armonía con la música. Sin embargo, este año la doma ha sido objeto de controversia, especialmente tras la difusión de un video impactante que muestra a una famosa amazona golpeando repetidamente a su caballo durante un entrenamiento. Este acto de violencia ha generado un debate sobre la ética de la doma, que, según sus defensores, debe ser una celebración de la unión entre jinete y animal, no un ejercicio de dominación. La importancia de tratar a estos animales con respeto y cuidado es fundamental, especialmente en una disciplina que requiere tanta precisión y conexión emocional. La relevancia de la doma se pone de manifiesto con la inminente competencia de estilo libre, donde los jinetes y sus caballos actúan al compás de la música. Esta prueba, que se llevará a cabo el próximo domingo, no solo evalúa la técnica, sino también la excelencia artística. En este sentido, la participación de jinetes como Charlotte Dujardin, quien ha sido forzada a retirarse tras el escándalo del video, subraya la responsabilidad que tienen los competidores en la forma en que interactúan con sus equinos. Becky Moody, amazona reserva del equipo británico, se ha convertido en la voz de la ética en la doma. Moody comparte su experiencia sobre cómo educar a un caballo para que se convierta en un artista de la doma. Desde encontrar al caballo adecuado, como su talentoso Jagerbomb, hasta fortalecerlo a través de un régimen de entrenamiento balanceado, su enfoque destaca la importancia del respeto y la paciencia en el proceso de adiestramiento. El entrenamiento de doma implica una cuidadosa progresión desde los movimientos básicos hasta los más complejos. Moody enfatiza que la repetición y el refuerzo positivo son claves para desarrollar una comunicación casi telepática con el caballo. Este vínculo, según ella, se construye a través de un lenguaje corporal sutil, donde los jinetes deben aprender a enviar pequeñas señales para que sus caballos respondan adecuadamente. Otra técnica que Moody utiliza es la práctica frente a un espejo, lo que permite tanto al jinete como al caballo observarse y corregir posturas. Esto no solo es útil para perfeccionar los movimientos, sino que también contribuye a que el jinete se sienta más conectado con su caballo. La imagen de un establo convertido en un estudio de baile resalta la dedicación que se requiere para lograr la elegancia y precisión en la doma. Además, la apariencia de los caballos y jinetes juega un papel crucial en las competencias. Aunque las reglas de la doma no califican la estética, Moody reconoce que los jueces son influenciados por la presentación. Por ello, dedica tiempo a trenzar la crin de Jagerbomb y a asegurarse de que luzca impecable, lo que no solo es una cuestión de estilo, sino también de confianza y preparación. La música es un elemento fundamental durante la prueba de estilo libre. Moody elabora cuidadosamente la coreografía de su rutina en función de la música, buscando una combinación que complemente los movimientos de Jagerbomb. La elección de las piezas musicales va más allá de lo convencional, optando incluso por un popurrí de éxitos de Tom Jones, lo que refleja tanto su carácter personal como el de su caballo. Finalmente, el camino hacia la doma no es solo una cuestión de competencia, sino también de respeto y amor por los caballos. A medida que se acercan los Juegos Olímpicos, es esencial recordar que detrás de cada actuación en la pista, hay una relación construida sobre la confianza y la empatía. La doma es un arte que, si se lleva a cabo de manera ética, no solo destaca la habilidad del jinete, sino también la belleza intrínseca y la gracia de estos magníficos animales. En este sentido, la comunidad ecuestre debe unirse para asegurar que la doma se practique con los valores que la fundamentan y que esta "danza del caballo" siga siendo un espectáculo que celebre la conexión entre humanos y equinos.