Austin Revoca Acuerdo de Declaración de Culpabilidad para el Cerebro del 11-S, Restableciendo la Posibilidad de la Pena de Muerte.

En un sorprendente giro de los acontecimientos, el secretario de Defensa Lloyd J. Austin III ha revocado un acuerdo de culpabilidad recientemente negociado con Khalid Shaikh Mohammed, el presunto cerebro detrás de los ataques del 11 de septiembre de 2001, junto con dos de sus supuestos cómplices, Walid bin Attash y Mustafa al-Hawsawi. El anuncio del Pentágono el viernes reveló que Austin ha asumido el control directo del caso de la comisión militar de alto perfil en Guantánamo, reinstaurando efectivamente la posibilidad de la pena de muerte para los acusados. La decisión de revocar el acuerdo de culpabilidad llega apenas dos días después de que fuera firmado por la general de brigada en retiro Susan K. Escallier, quien había estado supervisando las comisiones militares en el Departamento de Defensa. Según los términos del acuerdo negociado, el trío habría aceptado declararse culpable a cambio de penas de prisión de por vida sin posibilidad de libertad condicional, una resolución que muchos creían que finalmente traería algo de cierre a las familias de las casi 3,000 víctimas de los ataques. El memorando emitido por Austin indicaba que sentía que el peso de una decisión tan significativa justificaba su supervisión personal. “La responsabilidad de tal decisión debe recaer en mí”, afirmó en la orden publicada tarde el viernes. Retiró oficialmente los acuerdos previos al juicio que Escallier había firmado solo dos días antes, subrayando la naturaleza contenciosa de los procedimientos judiciales en curso que han estado estancados en audiencias previas al juicio desde 2012. Los familiares de las víctimas se apresuraron a expresar su indignación por la reversión. Muchos habían esperado que el acuerdo de culpabilidad permitiera un grado de cierre y un final definitivo a la larga saga de los juicios, que han enfrentado numerosos retrasos y complicaciones a lo largo de los años. La perspectiva de una pena de muerte reinstaurada ha reavivado emociones y frustraciones en torno a los procedimientos legales, con algunas familias sintiendo ahora que han sido empujadas de nuevo a un limbo incierto y doloroso. La decisión de Austin refleja la compleja y a menudo contenciosa naturaleza de la justicia en casos relacionados con el terrorismo, particularmente aquellos tan notorios y cargados como los ataques del 11 de septiembre. Mientras algunos argumentan que la pena de muerte sigue siendo una opción necesaria para proporcionar justicia y responsabilidad, otros enfatizan la importancia de buscar resoluciones legales que podrían llevar a penas de prisión de por vida, evitando el prolongado y emocionalmente cargado proceso de juicios por pena de muerte. La decisión de Austin se produce en medio de un escrutinio continuo del sistema de comisiones militares en Guantánamo, que ha sido criticado por su falta de transparencia y sus prolongados plazos. Con Austin ahora supervisando directamente el caso, los observadores estarán atentos a cómo se desarrollarán los procedimientos en las próximas semanas y meses, y si este último desarrollo acercará el juicio a una resolución o lo enredará aún más en complicaciones legales. A medida que la nación reflexiona sobre el legado de los ataques del 11 de septiembre y la búsqueda de justicia que ha seguido, los ojos del mundo permanecen enfocados en Guantánamo, donde el destino de aquellos acusados de orquestar uno de los ataques más mortales en la historia de Estados Unidos pende precariamente en la balanza.