Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Las preocupaciones están en aumento sobre la posibilidad de una guerra total en el Medio Oriente tras un trágico incidente que resultó en la muerte de 12 niños y adolescentes en un campo de fútbol en los Altos del Golán, ocupados por Israel. El ataque, atribuido a un impacto de cohete, ocurrió en la localidad árabe drusa de Majdal Shams, donde reside una comunidad de aproximadamente 25,000 personas drusas de habla árabe. Israel ha culpado de este evento mortal directamente a Hezbolá, un poderoso grupo militante respaldado por Irán con sede en Líbano. En una respuesta rápida, Israel ha prometido una dura represalia, mientras que Hezbolá ha negado cualquier implicación y ha advertido a Israel contra más ataques. Este incidente en particular marca la escalada más mortal en casi nueve meses de enfrentamientos continuos a lo largo de la frontera norte de Israel, donde los intercambios de fuego entre las fuerzas israelíes y Hezbolá se han vuelto casi comunes. Las raíces de Hezbolá se remontan a principios de la década de 1980 durante la ocupación israelí de Líbano, donde surgió como un importante partido político islamista chiita y organización paramilitar. Hezbolá, que se traduce como "Partido de Dios", ha sido liderado por Hassan Nasrallah desde 1992 y ha evolucionado de ser una fuerza de resistencia a convertirse en un actor importante en la política libanesa. La influencia del grupo ha sido reforzada por el apoyo financiero y militar de Irán, especialmente durante los tumultuosos períodos de la Guerra Civil Libanesa y la posterior ocupación israelí. Después de la retirada de Israel de Líbano en 2000, Hezbolá mantuvo sus capacidades militares, resistiendo a menudo la presión para desarmarse, lo que le permitió consolidar su posición como una entidad política clave en Líbano. A lo largo de los años, Hezbolá ha enfrentado numerosas acusaciones de terrorismo, principalmente de estados occidentales, Israel y varias naciones árabes, incluidos los estados del Golfo y la Liga Árabe. El grupo es conocido por su destreza militar y operaciones estratégicas, incluido su involucramiento en la Guerra Civil Siria, donde ha apoyado al régimen del presidente Bashar al-Assad enviando miles de combatientes a las líneas del frente. Este involucramiento no solo ha agudizado las tensiones con Israel, sino que también ha exacerbado las ya tensas relaciones de Hezbolá con los estados árabes del Golfo. El reciente aumento de la violencia se puede rastrear hasta el ataque sorpresa de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, que resultó en una pérdida significativa de vidas y desencadenó una ola de ataques aéreos de represalia sobre Gaza por parte de Israel. A raíz de estos acontecimientos, Hezbolá ha declarado que está "totalmente preparado" para participar en la lucha contra Israel, lo que genera temores de un conflicto más amplio que podría envolver a la región. La situación en evolución subraya el precario equilibrio de poder en Líbano, donde las capacidades militares de Hezbolá a menudo superan las del ejército nacional, lo que lleva a algunos a caracterizarlo como un "estado dentro de un estado". Si bien el grupo disfruta de un apoyo sustancial de la comunidad chiita, también enfrenta críticas considerables de varias facciones dentro de Líbano que ven su militarización y maniobras políticas como una amenaza a la estabilidad nacional. Históricamente, el ascenso de Hezbolá se puede rastrear hasta la invasión israelí de Líbano en 1982, que llevó a un grupo de líderes chiitas a separarse del movimiento Amal y formar una nueva organización comprometida con la resistencia militante. Desde entonces, Hezbolá ha participado en numerosos enfrentamientos con Israel, incluido el significativo conflicto de 2006, que resultó en considerables bajas en ambos lados. A pesar de la devastación, Hezbolá emergió de ese conflicto con su estructura militar intacta y desde entonces ha continuado fortaleciendo su arsenal. El clima actual de agitación, alimentado por la reciente violencia, representa un riesgo significativo para el Medio Oriente, ya que tanto Israel como Hezbolá parecen estar preparados para una posible escalada. El impacto de tal conflicto probablemente reverberaría mucho más allá de Líbano e Israel, con consecuencias que podrían afectar la estabilidad regional y las relaciones internacionales. A medida que la situación se desarrolla, muchos estarán observando de cerca para ver si los esfuerzos diplomáticos pueden prevalecer en la prevención de más derramamiento de sangre y en la promoción de una paz duradera.